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Seúl realiza los ejercicios pese a la tensión en el ‘polvorín’ coreano

Corea del Norte considera que «no merece la pena responder a esta provocación».

el 20 dic 2010 / 20:26 h.

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Un grupo de surcoreanos observa en la televisión las maniobras con fuego real que comenzaron ayer en Corea del Sur.

La tensión en la península coreana aumentó ayer después de que Corea del Sur llevara a cabo nuevas maniobras con fuego real en el Mar Amarillo, cerca de la frontera con Corea del Norte. Seúl desoye, así, las amenazas del régimen comunista y las críticas de Rusia y China.


Esta acción se suma a las habituales tensiones entre Seúl y Pyongyang, que se han incrementado desde que el 23 de noviembre el ejército norcoreano disparase artillería contra la isla surcoreana de Yeonpyeong y muriesen dos militares y dos civiles.


Con el mundo en alerta, los ejercicios se desarrollaron ayer sin incidentes durante una escasa hora y media, concretamente, ante la isla surcoreana de Yeonpyeong. Según la agencia Yonhap, un portavoz de la Junta de Jefes del Estado Mayor de Corea del Sur dijo que no hubo ninguna "provocación" del régimen norcoreano durante las maniobras, en las que participaron diez barcos de guerra, cazas de combate F-15 y cañones autopropulsados K-9.


Sin embargo, los 280 residentes de la isla de Yeonpyeong fueron evacuados a primera hora de ayer a refugios antiaéreos ante las amenazas de Corea del Norte, que había advertido de un "ataque más letal" si esos ejercicios tenían lugar en aguas que considera de su territorio. No obstante, tras las maniobras, el Comando Supremo del Ejército de Corea del Norte calificó la acción de "provocación militar imprudente", pero aseguró que no merecen una respuesta, según informó la agencia oficial norcoreana KCNA.


Por ello, Moscú y Pekín habían pedido a Seúl que renunciase a organizar esos ejercicios. Y es que China y Rusia creen que esta exhibición militar aumenta el riesgo de un enfrentamiento armado en la península coreana, hoy en día un "polvorín" en palabras de Bill Richardson, gobernador de Nuevo México (EEUU), que llegó el jueves en visita privada a Pyongyang.


En este sentido, el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, advirtió ayer de que la situación está "muy caliente" e hizo un llamamiento a Pyongyang y Seúl a abstenerse de acciones que conduzcan a una escalada de la tensión. "En esta situación no puede haber optimismo. Precisamente por esta causa se propuso el fin de semana convocar de urgencia el Consejo de Seguridad (de la ONU) con el fin de, sin condenar a nadie, enviar a todos un mensaje para que manifiesten contención", aseguró Lavrov.


Sin embargo, el Consejo de Seguridad de la ONU se mostró ayer incapaz de lograr el consenso para rebajar el nivel de tensión entre las dos Coreas y buscar una salida política a esa crisis, aunque continuaron negociando ayer. Las Naciones Unidas "no han logrado un compromiso" para llegar a un acuerdo tras ocho horas de discusiones, afirmó el embajador de Rusia ante la ONU, Vitaly Churkin, y señaló que "la situación sigue siendo peligrosa".


Los miembros permanentes y con derecho de veto (EEUU, Francia, Reino Unido, Rusia y China) del Consejo, que es el máximo órgano de decisiones de Naciones Unidas, escenificaron durante el pasado fin de semana las alejadas posturas que mantienen respecto al conflicto de la península coreana. En este sentido, la presidenta de turno del Consejo, Susan Rice, al término de la reunión declaró que "es importante tener en cuenta que esta situación tiene un único origen: el comportamiento provocador de Corea del Norte".


Por ello, Estados Unidos, que tiene 28.500 soldados en la península coreana, opina que su aliado del Sur tiene derecho a realizar este tipo de ejercicios.


Asimismo, el presidente surcoreano, Lee Myung-bak, calificó de "natural" que un Estado soberano lleve a cabo maniobras defensivas, "sobre todo si es una nación dividida en confrontación militar", y dijo que ningún otro país puede intervenir. Lee fue duramente criticado por su tibia reacción al incidente del pasado 23 de noviembre, el más serio desde el final de la guerra, hace casi seis décadas.

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