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Sevilla acumula 700 toneladas sin recoger en sus calles

El seguimiento de la huelga de Lipasam es total. Los servicios mínimos se cumplen, pero el Ayuntamiento denuncia los primeros casos de "sabotaje".

el 28 ene 2013 / 09:35 h.

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Las calles de Sevilla empiezan a acumular basura, en un pulso en el que ni Ayuntamiento ni trabajadores de Lipasam están dispuesto a dar su brazo a torcer. La huelga dejó, hasta primeras horas de la tarde, 475.000 kilos de residuos sin recoger, aunque el verdadero impacto se verá este martes, cuando se espera que en los contenedores -y fuera de ellos- más de 700 toneladas. Y, a cada día que pasa, la situación se agravará de manera exponencial en los días laborables, donde la actividad de empresas, bares y comercios hace que la basura se multiplique por cuatro. Sólo hay que tirar de archivo para ver la repercusión si se posterga el acuerdo: la última huelga en Lipasam se remonta a 2000, duró cuatro días y se acumularon en la capital más de 1.500 toneladas.

Los servicios mínimos, fijados en el 30%, dan para lo justo. Desde el inicio de la huelga indefinida hasta la tarde, menos de una cuarta parte de lo normal: 185 toneladas -160 según el comité- de las 660 toneladas que se recogieron el lunes de la semana pasada. Ahí se cuenta la limpieza en centros de salud, mercados y mataderos, que se realizó en su totalidad.

Con ese montón de basura subiendo, la resolución del conflicto se atisba lejano, sobre todo por la posición de fuerza adoptada por cada uno. La plantilla se siente espoleada por el "seguimiento total" de la huelga y las protestas masivas vividas este lunes en las oficinas centrales de Lipasam, con más de 300 personas. El Ayuntamiento de Sevilla, por su parte, lejos de hacer concesiones, fijó su postura, planteada el pasado sábado, y, además, enumeró lo que considera "sabotajes" a los servicios mínimos, que pese a todo se cumplieron.

En una reunión interna presidida por el alcalde, Juan Ignacio Zoido, se detallaron las incidencias sufridas: contenedores girados para dificultar la recogida lateral, cerraduras selladas con palillos en los parques Sur y Norte para evitar la salida de vehículos, ruedas pinchadas en los camiones o buzones para la recogida neumática "saboteados" conforman el balance aportado por el Consistorio, que eludió ayer llamar a los trabajadores para un acercamiento, pese a que insiste en que la mesa de negociación "está abierta", siempre que se acoja a unas alternativas que pasan por reducir el coste laboral de Lipasam -bajo la fórmula de reducir salarios combinada con ampliación de la jornada-.

El mensaje de sabotajes al servicio contrasta con la tranquilidad con la que la plantilla protestó a las puertas de las oficinas centrales situadas en el Parque de los Príncipes. Lo más que hicieron los 300 manifestantes fue proferir gritos contra los que accedían a las instalaciones, además de ensuciar las calles arrojando tiras de periódicos, papel higiénico, confeti y hasta cáscaras de pipas y latas. A la noche, los piquetes informativos se concentraron por segunda vez a las puertas del parque central, desde donde salen los camiones de recogida de basura. Además de las protestas, criticaron la maniobra del Gobierno municipal de "demonizar" sus movilizaciones y contraatacó exhibiendo los sueldos de "los contratos a dedo" -personal eventual- de Zoido, haciendo hincapié "en los 106.000 euros anuales que gana el gerente de Lipasam, Francisco José Juan Rodríguez. Además, continuarán con las manifestaciones este martes en Plaza Nueva.

El comité, además, prevé que los primeros efectos de la huelga se vean más en los barrios de la periferia, que estarán "peor atendidos" que zonas turísticas, Nervión o Los Remedios. Un extremo que fue desmentido ayer por el vicepresidente de la Corporación de Empresas Municipales (CEMS), Jesús Maza, que señaló ayer que el servicio irá rotando "por todos los barrios", aunque "no se cubran las necesidades mínimas".

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