Miedo, lo que se dice miedo, lo tienen únicamente los papás. Esos que ayer a media mañana llevaban a sus hijos a disfrutar de la pista de hielo instalada en el Prado de San Sebastián. Al verla ante sus ojos y contemplar cómo sus criaturitas transformaban sus zapatos en patines de ruedas el pánico conjugado con cierto rictus de estreñimiento se aunaba en la mirada. Porque por más que se lo explicaran algunos de los monitores nadie acaba de explicarse cómo patinar y no romperse la crisma son dos conceptos indisociables uno de otro.
Pasando por alto los avatares familiares, el éxito -constatable cualquier día a cualquier hora- de esta inmensa pista de 800 metros cuadrados (la más grande de España) convierte a Sevilla en la gran capital de los juegos de invierno (al menos hasta que se celebren los oficiales). Desde el consistorio, no obstante, han querido ser menos ambiciosos. Y antes que erigir Híspalis en la Noruega del Sur han preferido llamar al chiringuito el Gran Parque de Navidad. También lo podían haber denominado la Calle del Infierno sin Infierno. Porque de (casi) todo hay en ella. Falta la ruidera consustancial al parque del Real y el divino albero que acaba colándose hasta por detrás de la patilla. De lo demás, todo.
Puestos a contar, hay una noria, un carrusel de caballitos tricotosos y cabañas en las que pueden adquirirse productos artesanales y navideños (que si dulces de las monjas, que si chucherías con forma de ositos de peluche, que si turrones con sabor a petisú...). No falta la chocolatería y churrería, para que así puedan recuperarse ipso facto las calorías recién perdidas con el ajetreo en la pista de patinaje.
Más hielo (artificial, de pega, pero que da el apaño) hay en el Centro Comercial Zona Este. Aquí la oferta, en lugar de con calesitas, se complementa con sesión de cine y mini-golf en la terraza del centro. Por lo que respecta a la concurrencia esta no varía de la del Prado. Los patrones son exactamente iguales: diminutos con papás que fuerzan una sonrisa mientras sus hijos trastabillean por el hielo, parejas de enamorados que desafían la gravedad invocando a Cupido en plenas piruetas y... sobraos, esto especímenes tan típicos en cualquier especialidad deportiva que hacen el pino sobre patines mientras que, con su superdotada visión de 360 grados, aspiran a ganarse la admiración -y el ligue, llegado el caso...- de la concurrencia que los contempla.
A estas alturas de Navidad parece claro que las pistas de patinaje se reproducen con más facilidad que los Gremlims de la película homónima. Frente a la de Zona Este se encuentra otra, esta bajo techo, la de Play Sevilla, el parque temático que cada año por estas fechas se cobija en Fibes para hacer las delicias del público más menudo. Allí podrá comprobar si su hijo, su sobrino o su nieto tiene madera de patinador olímpico o mejor habrá de conformarse con subirse en un tren chú-chú de esos que retan al intelecto con abstrusos recorridos circulares al ritmo de los hits de Monano y su banda.
En Bormujos también pega fuerte el hielo sintético. Está en el parque de Las Portadas y sus promotores afirman que desliza exactamente igual que el hielo de su nevera.
Pero si esto de patinar mientras que el sol sevillano le saca la lengua al invierno le parece un poco camelo, siempre le quedará... poner carretera de por medio. A 293 kilómetros tiene Sierra Nevada. Puestos a sumar gastos le podemos asegurar que le costará unos euros más de los que le valdrá probar a patinar sobre el hielo urbano que tanto prolifera por Sevilla. Y al final, si por unas cosas u otras, no se atreve a subirse sobre los patines o tiene un aprecio excesivo por su integridad física, siempre podrá ver el patinaje desde la barrera, mojando churros en chocolate.
DE UTILIDAD
Cuatro opciones para patinar:
Hasta el 15 de enero se pueden encontrar en el Prado de San Sebastián distintas atracciones como la pista de hielo de 1.000 metros cuadrados (la más grande instalada al aire libre en nuestro país), otra pista de hielo para los más pequeños que simula un recorrido por un bosque nevado, una noria de 45 metros de altura, un tobogán con una rampa de hielo de 35 metros y un mercadillo de gastronomía navideña. Su horario es de 12.00 a 23.00 horas y fines de semana hasta las 00.00 horas. ¿El precio? 45 minutos (patines incluídos), seis euros. Otra opción la encuentra en el Centro Comercial Zona Este (hasta el 29 de enero), con el mismo precio y el mismo horario. Los más pequeños pueden disfrutar de una a su medida en PlaySevilla, esto es, en Fibes (Palacio de Exposiciones y Congresos). Y, en la provincia, Bormujos acoge una pista de hielo hasta el 9 de enero, que se ha convertido en la gran atracción de la Navidad en el Aljarafe.