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Sevilla, conspiración

Del título que puso don Ramón Carande a su obra desmitificadora y remitificadora de la ciudad, Sevilla, fortaleza y mercado, hace ya tiempo que se cayó el primero de los calificativos...

el 15 sep 2009 / 06:37 h.

Del título que puso don Ramón Carande a su obra desmitificadora y remitificadora de la ciudad, Sevilla, fortaleza y mercado, hace ya tiempo que se cayó el primero de los calificativos.

Del segundo no se sabe muy bien cuánto queda o si se ha cambiado en mercadeo, pero en el hueco de aquel se ha instalado modernamente otra de las características que tuvo desde antiguo: la disputa feroz y la continua conspiración para obtener prebendas simbólicas y hueras, por puestos cuyas prerrogativas -vistas desde fuera- provocarán de seguro perplejidad o hilaridad de la misma manera que las provocaron las furibundas pugnas en los funerales de Felipe II por tener asiento con o sin respaldo, con o sin cojín, en un lado o en otro.

Entonces esas trifulcas se producían entre los Caballeros Veinticuatro, los Jurados, la Audiencia y otras instituciones; ahora se concentran en las hermandades en cuyo seno no dejan de aparecer organismos más parecidos a los de la Corte de los Austria que a los de una sociedad del siglo XXI.

"Todo por el puesto" podría ser un lema, parecido al de los cuarteles, a colocar sobre la puerta del Consejo. Al ciudadano de a pie, ajeno a esos círculos, todo eso le suena a chino, pero no nos engañemos: le suena a chino hasta que entra o lo meten en una hermandad porque de inmediato pasa al otro lado y se convierte en chino, en un conspirador de los de Fumanchú.

Antonio Zoido es escritor e historiador.

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