Aparentemente, Crítica de la razón sevillana (Almuzara), del catedrático de Derecho Romano de la Hispalense José María Ribas Alba es un libro sencillo, un canto de amor a Sevilla y sus tradiciones que toma la forma de sobrio ensayo sobre la identidad de la ciudad. Pero bajo tan apacible manto aguarda una reflexión más profunda que no rehuye levantar ampollas. El autor cuestiona la relevancia de la convivencia de las históricas tres culturas, defiende la identidad cristiana de la urbe, erige la Semana Santa en santo y seña de Híspalis y se muestra poco amigo de innovaciones.
Usted no aspira a presentar el libro en la Fundación Tres Culturas, ¿verdad? ¡Pues no! Mire, yo tengo la teoría, y la desarrollo en el libro, de que Sevilla es una ciudad tradicional y con una identidad cristiana desde el punto de vista cultural. Desde el siglo XIIIesta es una ciudad fernandina. Soy absolutamente respetuoso con las otras culturas, pero Sevilla nació en la plenitud de la cristiandad. Desde el siglo XIII y hasta casi el XXIla convivencia cultural aquí ha sido más bien escasa. Por eso, para lo bueno y lo malo, somos algo cerrados. En esta comunidad de ciudadanos ni quedan huellas tartésicas ni musulmanas. Lo de las tres culturas, lo de la multiculturalidad, es un camelo, algo artificial hecho con buena intención. En el libro trata a Sevilla de señora y madre. ¿Algún complejo de Edipo mal orientado? Nada de eso. Le voy a decir una cosa, en este mundo hay cosas por las que merece la pena luchar, y Sevilla es como una madre, una ciudad que no deja indiferente, idealizada a la vez que muy insultada. Hay pocos lugares que generen tanto odio y tanto amor. Sólo tiene que viajar por Andalucía para comprobarlo. ¿Alguna idea para estrechar lazos con nuestros conciudadanos de comunidad autónoma? Andalucía tiene una unidad política muy problemática:están el Reino de Granada, el de Sevilla, el de Jaén... somos parecidos porque vivimos en el Sur. Poco más. Al contrario de lo que sucede en Cataluña, aquí la identidad común no está bien definida, por eso falta unidad. Por eso y porque a muchos andaluces les cuesta aceptar que Sevilla es la capital sentimental de España y de Iberoamérica. Eso es así. ¿Cuál es el mayor desacato a la ciudad que ha conocido? El que cometen esos sevillanos traidores que no se dan cuenta de que esta es una ciudad con algo que la diferencia de cualquier otra. Esos que se avergüenzan de su pasado. Y también están esos otros que cometen todo tipo de tropelías arquitectónicas. Sevilla tiene consciencia de su perfección. En ese aspecto le diré que Sevilla nunca ha tenido suerte con sus políticos. Ahora mismo tampoco. Unos y otros han manejado esta ciudad como si fuera una empresa privada, un cortijo. En su libro sitúa a la Semana Santa en un lugar de honor, como su mayor emblema... Sí, sí. La identidad de Sevilla se concentra en su Semana Santa; es la forma que tiene la ciudad de presentarse a sí misma. Si se escarba en las hermandades se comprueba que en ellas descansa la estructura mayor de la urbe. A la Feria la desdeña un poco... La única ventaja que tiene ese escaparate comercial es que, gracias a que va después de la Semana Santa, esta le transmite una cierta categoría espiritual. Pero si un día quitasen la Feria no pasaría absolutamente nada, la gente seguiría divirtiéndose sin más. Si como a Clarín, le hubieran nacido en Zamora, ¿cree que habría escrito algo así? ¡Pues no lo sé! ¿Usted que cree?¿Es Zamora una ciudad de la categoría de Sevilla?No lo sé... lo mismo resulta que sí. Paralelamente a la Crítica de la razón sevillana ha publicado Jesús es condenado a muerte... ¿Cuánto de autenticidad hay en el conocimiento sobre su proceso judicial? Si se acepta la veracidad de los Evangelios canónicos, mucha. Llevo varias décadas dedicado a su estudio y, en breve, espero poder publicar un libro donde analizaré detenidamente este fascinante asunto.