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Sevilla, lo nunca visto

¿Sabe que existe una ruta turística para que los sevillanos conozcan el Barrio de Santa Cruz de noche? Pues ahora, por acercarse noviembre, llegan otras dos más: la del Tenorio y la de Bécquer. Y no son las únicas.

el 26 oct 2009 / 22:00 h.

Una calle del barrio de Santa Cruz bajo la luz de la luna.

Esta noche, a las nueve, una especie de puerta mágica va a abrirse en el corazón de la ciudad para que los sevillanos descubran lo nunca visto de ella. El plan es tan sencillo como soberbio: colocarse los ojos de ver, los oídos de escuchar, los dedos de palpar y las narices de oler y, con ese equipaje inusual (es decir, sin el piloto automático), recorrer de noche el Barrio de Santa Cruz en compañía de un guía como hay pocos: Florencio Quintero, nieto del celebérrimo poeta homónimo (con calle dedicada, por cierto) y un enamorado de la idea de redescubrir lo propio de vez en cuando. De hecho, a eso se dedica con la empresa Conocer Sevilla. Y esta semana, por acercarse la fecha que se acerca, va a sumar a sus rutas un recorrido muy especial: un paseo por los parajes de Don Juan Tenorio, el sábado próximo a partir de las diez de la noche.


No se vayan a pensar que estos itinerarios son en plan a la izquierda verá usted esto y a la derecha verá usted lo otro, como si fuera uno en un coche de caballos, dicho sea desde el cariño. No, no. Se trata de una vivencia, una sorpresa permanente, como sabrá cualquiera que ya haya ido. Hablando sobre el personaje de Zorrilla, Quintero revelaba anoche su plan: "En esta ruta descubriremos al verdadero Tenorio; seguramente un Tenorio que nos sorprenderá en sus orígenes, en su ingenio y en sus antecedentes y que nos servirá como excusa para ver Sevilla con otros ojos.""Desde el antiguo hospital de la Caridad, donde vivió la persona que más se asemeja al mito y del que comentaremos su semblante, el porqué de esa institución y cómo cada obra, cada detalle de aquel edificio, nos hace revivir aquel personaje de carne y hueso que da vida a Don Juan", decía Florencio. Para preservar el misterio de este paseo, él prefiere no anticipar el programa completo, aunque da algunas pistas: "Descubriremos el porqué de la calle Miguel Mañara en esa ubicación. O qué relación tiene la Punta el Diamante con Don Juan Tenorio. Por último, y como una noche especial que es, asistiremos a un homenaje anónimo que la tuna rinde todos los años a su verdadero patrón, y seguramente que a algún hecho más que nos sorprenderá gratamente."


Quintero comentaba todo esto con un entusiasmo tan grande que diríase que el que iba a verlo por primera vez iba a ser él. Anoche volvía de una visita guiada y ya estaba preparando la de esta noche en Santa Cruz. Y la de Bécquer, que ésa es otra que tal baila para las fechas que se avecinan, esto es, noviembre. Pero es que encima, aprovechando la exposición de los 50 años del Tesoro del Carambolo en el Museo Arqueológico, también está organizando visitas guiadas muy especiales.


Lo bueno, o lo mejor, de estos recorridos es la contextualización. En un momento dado, no se sabe por qué, uno percibe que no está en este siglo, sino en la vieja Sevilla de los alguaciles y los serenos. El aire huele de otro modo, como en la infancia. Y las piedras hablan, es curioso. Todo adquiere esas dimensiones que no es que no tengan el resto del tiempo, sino que los sevillanos, habituados al espectáculo de su contemplación y ajenos en parte a los pormenores de su historia, pasan de largo a diario sin percibirlas.


El lado bueno de ese castigo bíblico conocido como la necesidad de trabajar está en que hay personas como Florencio Quintero que adoran su oficio. En su web (www.conocersevilla.com) encontrarán más razones que inciden en esta idea.

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