Sevilla se ha transformado casi por completo en la primera década del nuevo siglo. Ha cambiado tanto que la ciudad poco tiene que ver con aquella que encaraba entre nuevos retos los últimos coletazos del siglo XX. A pesar de ello, Sevilla sigue manteniendo la esencia más pura que hizo de ella una de las ciudad más hermosas y con más tradición del mundo. Esos dos factores son la base de los nuevos retos que se plantean los sevillanos para afrontar con garantías la década que ha de conducir a la ciudad hasta el año 2020, el de la consolidación del modelo sostenible y humano que la ha transformado por completo.
A nadie se le escapa a estas alturas de siglo que Sevilla ha sido capaz de transformarse integralmente barrio a barrio, distrito a distrito, hasta llegar a modificar por completo la ciudad. Pero estos cambios no han sido el resultado exclusivo de una apuesta política concreta sino que han emanado del interés ciudadano, canalizado por medio de diversas propuestas que los representantes de distintas organizaciones, asociaciones y vecinos en particular han expuesto a las instituciones municipales de turno para su concreción. Ésa ha sido la grandeza de todos los cambios que ha experimentado Sevilla, al fin y al cabo, han sido los propios ciudadanos quienes han elegido el modelo de ciudad que querían.
Para ello se puso en marcha por parte de los representantes políticos el que sería el primer Plan Estratégico de la ciudad, para el periodo comprendido entre los años 2000 y 2010, en el que se recogían las propuestas ciudadanas de cómo debería ser Sevilla en estos años, cuáles serían los retos fundamentales y las líneas de trabajo claves para hacer de la ciudad un lugar más cómodo en el que vivir. La propuesta municipal tuvo una acogida muy positiva entre la ciudadanía que no dudó en participar, a través de las distintas instituciones y organismos representados en esta mesa de trabajo, en el proceso de construcción de una ciudad moderna, sostenible y adaptada a los nuevos retos que planteaba el siglo XXI.
Los comienzos de este nuevo proyecto no fueron sencillos. Se trataba de explicarle a la ciudadanía qué era eso del Plan Estratégico a la vez que se procuró contar con su apoyo para desarrollarlo. No obstante, si la ciudadanía no hubiera optado por compartir con los representantes municipales este importante proyecto poco sentido hubiera tenido su aplicación, ya que su objetivo fundamental pasaba por la participación de toda la población en su confección. Así, los sevillanos de a pie unidos a todos los agentes económicos y sociales de la ciudad se pusieron manos a la obra para buscar un consenso y diseñar las principales líneas de desarrollo que debían marcar a Sevilla a medio y largo plazo.
La experiencia del trabajo realizado de cara a la primera década del nuevo siglo fue tan positiva que desde el Ayuntamiento de Sevilla tuvieron claro que había que continuar. Si la participación ciudadana fue capaz de diseñar un plan para la ciudad que logró transformarla en sólo diez años, dotándola de nuevas infraestructuras, recuperando sus grandes espacios para la ciudadanía e imprimiendo a la población una conciencia de sostenibilidad, el reto de cara a los próximos años no podía ser menor. Con sólo pasear por las calles más emblemáticas de la ciudad o por sus barrios más alejados del Casco Histórico, los sevillanos pueden observar cómo gracias a sus propuestas la ciudad ha cambiado por completo y eso es un lujo que desde las instituciones municipales han querido prolongar.
Con todo este camino recorrido, la puesta en marcha del segundo Plan Estratégico ha sido mucho más sencilla para todas las partes implicadas. Sólo era cuestión de poner todas las ideas en común, sin necesidad de explicarle a los ciudadanos la esencia de un proyecto que de nuevo está llamado a seguir transformando la ciudad. Con la vista puesta en el año 2002, la mesa del Plan Estratégico ha celebrado durante los últimos años varias reuniones en las que los distintos agentes sociales y económicos, así como los representantes de organismos y asociaciones vecinales, han puesto en común sus iniciativas para continuar con la transformación que la ciudad experimentó durante la pasada década, y que está llamado a mantener la esencia de una Sevilla sostenible y humana.
Los objetivos desprendidos de estas jornadas de trabajo han diseñado un modelo de ciudad que busca convertir a Sevilla en un referente de cara al año 2020. Los pilares de este proyecto, basado en los logros sociales alcanzados durante la última década, se sustentan en la consolidación de una actividad económica fuerte y de una calidad de vida óptima para los ciudadanos. Un avance en materia económica que se sustentará en el desarrollo de varios proyectos que generarán riqueza para la ciudad como la mejora del tráfico fluvial, desprendida de la nueva esclusa y de la reforma integral del Puerto de Sevilla, la consolidación de un turismo de congresos a través del nuevo auditorio de Palacio de Exposiciones y Congresos o la mejora en las comunicaciones con la ampliación del Aeropuerto de San Pablo y su conexión directa con el AVE en la Estación de Santa Justa.
Con todo, los próximos años están llamados a la consolidación de algunos de los sectores económicos claves de la ciudad, con la vista puesta en la creación de empleo y riqueza, para así superar la situación de crisis que azota a los ciudadanos. Junto a ello, Sevilla se proyectará al resto del mundo, aprovechando su situación estratégica y su cercanía con el Mediterráneo, el Atlántico y el Norte de África. Se hará teniendo en mente la conmemoración del quinto centenario de la primera vuelta al mundo realizada por Magallanes y Juan Sebastián Elcano, para la que partieron desde Sevilla el 10 de agosto de 1519. Una oportunidad para proyectar la ciudad al resto del mundo.
