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Sevilla reduce un 25% sus emisiones contaminantes en los dos últimos años

La contaminación del aire de Sevilla se ha reducido casi un 25% en los últimos dos años debido al proceso progresivo de peatonalización y a la inversión en transporte público ecológico. Los datos del Ministerio de Medio Ambiente constatan que la "apuesta por un nuevo modelo de ciudad" da resultado.

el 15 sep 2009 / 06:28 h.

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La contaminación del aire de Sevilla se ha reducido casi un 25% en los últimos dos años debido al proceso progresivo de peatonalización y a la inversión en transporte público ecológico. Los datos del Ministerio de Medio Ambiente constatan que la "apuesta por un nuevo modelo de ciudad" acaba por dar resultados.

Las mediciones realizadas entre 2005 y 2007 por el departamen- to que dirige Elena Espinosa son esclarecedoras: en apenas dos años, coincidiendo con las grandes obras de peatonalización del Centro y el impulso a los autobuses eléctricos o movidos por biocombustible, Sevilla ha logrado reducir en un cuarto sus emisiones contaminantes de dióxido de azufre (SO2), de nitrógeno (NO2) y de carbono (CO2), los tres principales agentes del calentamiento del planeta, los grandes envenenadores del aire.

Los técnicos del Ministerio de Medio Ambiente hablan a las claras de "un nuevo modelo de ciudad" en el que "el peatón es prioritario" como razón del vuelco, en una ciudad "tradicionalmente poco dada a velar por la calidad de su aire en décadas anteriores". Tras las molestias y las quejas llegan los resultados, a tenor de la estadística.

Las conclusiones del ministerio proceden de las últimas mediciones registradas en su Base de Datos de Calidad del Aire, que completan un estudio elaborado por el Observatorio de la Sostenibilidad de España (OSE), -un organismo independiente pero colaborador del Gobierno central-, en el que se pasa revista al aire de las capitales españolas entre 2001 y 2005.

Dicho informe califica de "drástica" la reducción de la polución en la capital hispalense y atestigua que, en lo que va de década, es la ciudad española que más ha reducido sus emisiones de gases contaminantes. De hecho, junto con Málaga, es la única capital del país con más de 500.000 habitantes que ha mejorado sus referencias en este tiempo. "La calidad del aire en las ciudades españolas dista mucho de ser satisfactoria", refleja el documento.

Los autores del informe -que cuenta también con la colaboración de la Universidad de Alcalá de Henares- reconocen que en Sevilla ahora sí que se cumple con los umbrales de emisiones fijados como saludables por la Organización Mundial de la Salud (OMS); hasta el año 2003 superaba esos límites entre 30 y 40 días al año, con los consiguientes daños para la salud (problemas respiratorios, complicaciones de asma y de alergias) que ello conlleva. De ahí que Medio Ambiente hable de la "transformación" de Sevilla en una ciudad "que camina firme en el siglo XXI", pero que, eso sí, necesita sostener esa apuesta.

En esta carrera por la limpieza del aire igualan a Sevilla los parámetros de ciudades como San Sebastián, Vitoria, Burgos y León. Pero para ver la posición real de la ciudad hay que compararla con los registros de las urbes iguales o superiores en tamaño, y ahí también gana la capital andaluza: sus registros de los últimos ocho años no sólo son mejores que los de Madrid y Barcelona (lógico, porque son las dos grandes del país), sino que superan los de Zaragoza, Valencia y hasta la Bilbao actual, tras la reconversión industrial, que son los verdaderos espejos en que mirarse por el volumen de población y el de tráfico rodado.

Un repaso a las capitales andaluzas demuestra además que Sevilla se encontraría en un nivel medio de polución en la región, detrás de Granada, Málaga y Córdoba. Más allá del puesto en el ranking andaluz, el Observatorio agradece expresamente a Sevilla el hecho de que haya aportado al estudio las mediciones necesarias, ya que "uno de los grandes males de las capitales españolas es la falta de datos sistematizados y organizados".

Pese a las buenas notas de la capital, el OSE insiste en que las ciudades de su envergadura no pueden "limitarse" a aplicar políticas de "buena voluntad y parciales" para la mejora de su entorno, sino que es necesario aplicar "planes integrales de sostenibilidad".

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