El verano que hoy empieza trae a Sevilla dos noticias, una buena y otra mala. La mala, que va a hacer más calor que de costumbre. La buena, que ya le queda un día menos. También a partir de hoy serán los días más cortos, digan lo que digan sobre la noche de San Juan.
El director de la Agencia Española de Meteorología (AEMET) en Sevilla, Luis Fernando López Cotín, confirmaba ayer tarde el diagnóstico que lanzaban horas antes sus compañeros de Madrid: los sevillanos padecerán este verano unas temperaturas medias superiores en un grado, aproximadamente, a lo que suele ser normal por estas fechas, si normal fuese la palabra. De 35,8 a alrededor de 37 grados.
El pollo parecerá un icono más apropiado que el sol para ilustrar la previsión del mapa del tiempo de aquí a septiembre, si bien López Cotín intentaba atenuar el impacto de la noticia con su proverbial prudencia de científico: "No será un verano suave, pero esta subida no es algo que deba preocupar excepcionalmente a la gente." Lo cierto es que a partir de ciertas temperaturas, un grado más o menos apenas se nota.
Este grado de más sólo lo habrá aquí y en el Levante, librándose el resto de España. Aunque a saber, porque el año meteorológico y climatológico está siendo de un raro que tira de espaldas. El portavoz nacional de AEMET, Ángel Rivera, dijo ayer que la primavera de 2008 ha sido la más lluviosa desde 1930, superándose en abril y mayo los valores normales entre un 73 y un 80%. Con eso se compensa la sequedad del otoño. En general, la estación se ha caracterizado por ser una de las más cálidas de los últimos 37 años (la cuenta se lleva desde 1971).
De vuelta a Sevilla y su problemática térmica concreta, el director López Cotín añade que, pese al anuncio de la subida y sin contar las crestas esporádicas y las olas de calor, "los veranos de aquí están muy claros: 40 grados". Es como ése que decía que le daba igual que subiera o no la gasolina, porque él siempre le echaba mil pesetas. Pero esta vez el sevillano parece que lo va a pagar más caro que durante el apacible verano pasado. Se verá.
