En pleno debate sobre la idoneidad de construir una torre de 178 metros de altura en la Cartuja, su autor, el arquitecto César Pelli llega a Sevilla para defender que la ciudad no puede quedarse estancada. El rascacielos, a su juicio, hará que Sevilla entre en el siglo XXI.
El informe de Icomos (organización asesora de la Unesco) y la plataforma creada por ecologistas, asociaciones conservacionistas y arquitectos han puesto en duda el proyecto del rascacielos de Cajasol por su efecto en el patrimonio y el paisaje de la ciudad. Sin embargo, César Pelli resta importancia a estas críticas, aunque no esconde su preocupación.
En una entrevista concedida ayer, el argentino nacionalizado estadounidense -autor de obras tan conocidas como las Torres Petronas de Malasia o la de Cristal de Madrid- asegura que ha leído con atención el informe de Icomos y que su enfoque es "muy restrictivo". "Es una pena que piensen así. Si fuera sevillano no podría aceptar que me dijeran que mi ciudad no puede cambiar, progresar, que tiene que quedarse con un símbolo del siglo XII", apunta en alusión de la Giralda. En su opinión, la torre estará muy alejada del Centro Histórico, "a más de kilómetro y medio de la Giralda", de ahí que reste importancia al informe de Icomos, que señala que se levantará a 80 metros de Triana.
"Dada la forma de Sevilla y que sus calles son, por lo general, angostas, nadie verá la torre en el Centro, a no ser que se suba a la Giralda", señala para negar que tenga un efecto visual negativo. No obstante, admite que el informe de Icomos le "preocupa". ¿Y sus efectos?¿Mermará los apoyos? "Creo -responde- que el punto del vista del informe es muy reducido: a Sevilla no hay que cambiarla. Si yo fuera el alcalde de Sevilla no estaría de acuerdo. La ciudad tiene derecho de progresar y entrar en el siglo XXI".
Ante la posibilidad de que Sevilla sea incluida en la lista de patrimonio mundial en peligro, es tajante: "No lo creo. Eso lo dicen para dar fuerza a sus argumentos. Sevilla es una ciudad importante, muy bella, rica y compleja. Lo que alegan es una cosa mínima. Otro grupo de expertos llegaría a otra conclusión. La torre no le cambiará el valor a Sevilla. Lo de la lista es una amenaza, nada más", sentencia.
símbolo de poder. Pelli, a sus 81 años, asegura que es la primera vez que tiene estos problemas a la hora de construir una torre.
Ante las críticas por que la torre será un símbolo de poder y ostentación pagado por una caja de ahorros con fines sociales, el arquitecto lo tiene claro: "Las torres tienen algo de eso, pero también lo tuvo la Giralda en su tiempo. Para construir cualquier cosa hace falta dinero, poder, pero lo importante es que esta torre será símbolo de una Sevilla progresista, que se mueve, de su ingreso en el siglo XXI. Tendrá un efecto subjetivo en muchos jóvenes. Es sutil, pero sentir que una ciudad se queda estancada es muy feo para los que viven allí".
¿Y es un buen momento para construir la torre? "Es muy bueno para Cajasol y para Sevilla. Primero porque los precios son más bajos y, segundo, porque la construcción se traducirá en miles de empleos y eso tendrá un impacto económico importante en la ciudad", defendió el tucumano de nacimiento, que reconoció que la crisis está afectando a todos. "Sí, por supuesto, se nota. No tanto por que se paren los proyectos, que algunos se paran, sino por que llegan muy pocos trabajos nuevos". Precisamente por esta mala situación de la economía aún no se ha alquilado su nuevo rascacielos en Madrid, la Torre de Cristal, una circunstancia que lamenta.
Pelli, encantado con los carriles bici de Sevilla -cree que su efectos pueden superar a los del Metro-, también respondió a los que critican que su torre colapsará aún más los accesos de Sevilla, pero dejando claro que ese problema no es suyo. Su proyecto se ciñe al PGOU aprobado y, lo demás, lo tienen que solucionar las administraciones.
"Es un problema muy común, pero si Cajasol en vez de una torre de 36 pisos hubiera hecho cuatro edificios de nueve plantas, con la misma cantidad de gente, no se hablaría de esto y el problema es el mismo. Es una cuestión que tiene que resolver el Ayuntamiento. Hay dos líneas de Metro, una plataforma reservada para autobús en el puente de Camas y un nudo de transporte público no motorizado diseñado desde hace tiempo. Nosotros sí estudiamos soluciones para entrar y salir de los aparcamientos, sobre todo en las horas puntas, pero ya está", explicó.
En cuanto a los materiales elegidos para su torre, explicó por qué cambió la madera por la cerámica para los parasoles que protegerán las ventanas: "Sevilla no es una ciudad de madera, es de piedra, ladrillo y cerámica. Con la madera había más límites y no estaba dando resultados. Los materiales cerámicos están increíblemente avanzados. Hablamos con dos compañías de España (una de Zaragoza y otra de cerca de Valencia) y otra alemana.".
El argentino confirmó que los muros pantalla empezarán a construirse en marzo y que la torre se levantará en tres años y medio. Esto es, que estará para 2012. "En Bilbao costó dos años salir de bajo tierra, pero van muy lentamente", alegó, por problemas con el agua en el subsuelo.
Por último, lanzó un mensaje a los ecologistas. "El sistema de parasoles reducirá el gasto de energía un 20% y hay otras muchas medidas, como el doble vidrio transparente con un tratamiento especial, que reduce mucho el calor que entra en el edificio. Y los edificios bajos estarán cubiertos por zonas verdes. La torre está muy protegida de los rayos solares. El sistema de los ascensores es el más eficiente que se ha inventado nunca, el consumo de energía es mínimo. Cuatro torres pequeñas gastarían más energía. Será el edificio más sostenible de Sevilla", concluyó.
