Anda el personal, todo el que ha visto el recibo de la luz, entre ellos el mismísimo consejero de Innovación, Francisco Vallejo, muy cabreados con Sevillana Endesa, porque los recibos que están llegando en enero, registran incrementos de entre un 30 y un 50 por ciento en la facturación. Uno, que no está muy ducho en eso de las fórmulas de cálculo, lo que ha entendido es que Sevillana -como la hemos llamado toda la vida- lo que ha hecho es una estimación, una especie de sondeo -como la Encuesta de Población Activa, que tantos disgustos nos está dando- mediante el cual, en función de lo que anteriormente has consumido, te facturan lo que se supone que vas a consumir. Más o menos, es así, y sino lo es, lo parece.
También parece que este nuevo sistema se debe a que resulta más barato que hacer una lectura mensual de los contadores, y, después, cobrarte lo que realmente has consumido.
Por supuesto, es más barato, porque la empresa se ahorra costes, y desde luego más beneficioso para ella, porque las estimaciones son más altas que el consumo real.
Puestas así las cosas, lo que uno no entiende es el disgusto del personal, incluido el consejero, porque lo que habría que proponer es que a Sevillana le diesen alguno de esos premios que tan profusamente se otorgan en los innumerables foros de economía. A Sevillana, y nunca mejor dicho, se le han encendido las luces, y ha descubierto la fórmula perfecta para trabajar menos y ganar más. Eso es innovación, de la de verdad, así que tendría que ser el propio Vallejo -como hombre inteligente que es- el que reconociese que una empresa así debería ser la niña mimada de su departamento, y ponerla como ejemplo en Andalucía, en España y en el mundo entero.
Además que, con el problema energético que tenemos, y nuestra dependencia del suministro exterior, ésta es una forma de obligarnos a gastar menos energía, pagando menos a los de fuera, pero pagando más a los de dentro. Tan es así que, con permiso del consejero, yo propondría que aceptásemos un poquito más de incremento en los recibos venideros, con el epígrafe de "retribución del talento".
Sí, hombre, porque quien se ha inventado esto, se merece, como mínimo un sobresueldo, y un homenaje. Así todos sabríamos su nombre, y lo podríamos proponer para el Nobel de Economía.
Ya se que casi nadie, salvo los directivos de Sevillana, van a estar de acuerdo con estas sugerencias. Pero eso es porque ni tenemos amplitud de miras ni capacidad para distinguir la economía creativa. Y miramos demasiado por nuestros bolsillos agobiados por la crisis.
Pero la crisis no es excusa, el problema es que no reconocemos el talento. Y Sevillana tiene talento.
Periodista
juan.ojeda@hotmail.es
