Su familia y sus amigos quieren que Paco Palacios El Pali siga sentado para siempre a las puertas de su casa, de espaldas en su silla de enea, apoyado en el respaldo en la postura que caracterizó al artista de las sevillanas por antonomasia. Y han pensado que el XXV aniversario de su muerte podría ser un buen momento para inmortalizarlo con una estatua de bronce de la que ya tienen incluso un boceto al que los parientes del Pali han dado el visto bueno. Pero ahora quieren que a la iniciativa se sumen todos los que añoran al artista, para convertir este homenaje en el reconocimiento que Sevilla le debe, porque parece mentira que a día de hoy no se haya hecho. Así lo explica Jesús Méndez Lastrucci, el escultor que se ha encargado de hacer una primera maqueta a pequeño tamaño, unos 60 centímetros, en la postura que ha creído más representativa: Yo lo veía así, sentado de esa forma, en una actitud contemplativa, como tomando aire sobre Sevilla. Luego la familia lo ha visto y le ha encantado, me han dicho que era así como ellos lo habían soñado. La idea sería una escultura de bronce a tamaño natural. Méndez Lastrucci tenía la idea desde tiempo atrás, cuando en 1999 un homenaje a su bisabuelo, Antonio Castillo Lastrucci, coincidió con José Antonio Palacios, el sobrino del Pali. Ya entonces hablaron del reconocimiento que se le debía al artista de las sevillanas, pero aquella conversación no fraguó. Y años después, otro impulso distinto los ha llevado al mismo sitio. El empuje ha llegado de la mano de Ramón Vílchez, arquitecto técnico amigo de Méndez Lastrucci que está ultimando un libro sobre las estatuas de Sevilla y la relación de la ciudad con sus personajes. Durante la obra decidió preguntar a sevillanos conocidos que participaron en el relato que a quién creían que le faltaba una estatua en Sevilla. Y varios coincidieron en nombrar al Pali. Así que Vílchez, admirador también de las sevillanas de Paco Palacios y amigo del escultor, cuya cercanía con la familia del artista conocía, decidió proponerle que dieran el paso. El lugar que plantean inicialmente para la estatua, el que sería ideal, es el ensanche de la calle Maese Rodrigo, junto a la Avenida de la Constitución, porque es allí donde nació El Pali y porque además coincide que no hay otras estatuas cercanas; las más próximas son las de la Puerta de Jerez, razona Vílchez. Para ello tendrán que comenzar ahora con todos los trámites burocráticos, para lo que ayer mismo constituyeron una comisión gestora de una decena de personas. En primer lugar, se presentará el proyecto al Ayuntamiento para que valore la posibilidad de instalar la estatua y el lugar más adecuado. Simultáneamente se intentará aglutinar apoyos en la sociedad sevillana para organizar actividades con las que financiar esta idea, cuyo presupuesto no está calculado aún. En un homenaje a El Pali el mundo de las sevillanas tiene que estar implicado, dice Enrique Casellas, uno de los miembros de la comisión, al igual que otros cantantes como Pascual González y los Cantores de Híspalis, dos de ellos apadrinados artísticamente por El Pali. Aunque esta idea es aún embrionaria, Casellas admite que hay un sentir hace mucho tiempo de que El Pali debe tener un reconocimiento de su ciudad, por lo que espera que sus compañeros se vuelquen. Y si además es una oportunidad para reunir al mundo de las sevillanas, mejor, que también hace falta, y qué mejor ocasión que en torno a un hombre que grabó discos que todavía suenan en la Feria, remacha el cantante. Casellas, que define como genial el boceto en barro de la estatua que se pretende fundir, en una postura muy identificativa suya, también ha grabado letras inéditas del artista, por el que reconoce sentir una gran admiración. Con toda la ilusión puesta en el proyecto, sus impulsores, incluida la familia de El Pali, iniciarán ahora el complicado camino de la burocracia para tratar de hacer realidad este homenaje. Tienen una importante baza de su parte: el convencimiento de que Sevilla le debe al Pali eso y más.