Si hay un refrán que la actriz Verónica Sánchez tiene estos días en la cabeza, ése es seguro el de ‘A la tercera va la vencida’. Más que nada porque mañana se enfrenta a su tercera nominación a los Goya por su papel en la película Gordos, de Daniel Sánchez Arévalo. Pese a su juventud (tiene 32 años), ya ha sido nominada como Mejor actriz revelación por su papel en Al sur de Granada (2004) y por su interpración en Camarón (2006), donde da vida a la mujer del genio del cante.
Tres nominaciones en una carrera tan corta (ha hecho tan sólo once películas) dan idea de la trayectoria de esta joven intérprete, a la que la tele hizo inmensamente popular. Si este domingo Verónica logra llevarse a casa el preciado cabezón de Goya, podría unirse a la lista de sevillanos que ya emplean el pesado galardón como pisapapeles.
Esa lista la lidera un monstruo de la interpretación: Juan Diego, nominado ocho veces: tres como Mejor actor y cinco como actor de reparto. De esas ocho, ha ganado tres: en 1992 y 2000 por dos papeles secundarios en El rey pasmado y París Tombuctú, respectivamente; y en 2007, por Vete de mí. No pudo conseguirlo en Dragon Rapide (1987), La noche oscura (1990), You’re the one, (2001), Torremolinos 73 (2004) o El séptimo día (2005).
La sevillana más internacional, Paz Vega, se consagró en el panorama cinematográfico patrio al lograr el Goya a la Mejor actriz revelación en 2002 por Lucía y el sexo.
Curiosamente, ese año también estuvo nominada a la Mejor actriz por su interpretación de mujer maltratada en Sólo mía. Desde ese momento, no ha vuelto a ser nominada.
El año 2000 fue un gran año para el cine andaluz en general y para los sevillanos en particular: fue el año del triunfo de Solas. Ana Fernández se llevó el Goya a la Mejor actriz revelación, María Galiana, el de Mejor actriz de reparto, y Benito Zambrano, los de Mejor director novel y Mejor guión original. Fernández ha sido nominada luego en dos ocasiones más: en 2001 por You’re the one, y en 2003 por Historia de un beso. Zambrano se fue de vacío en 2005 con Habana blues.
La más veterana de la lista es Pilar Bardem, que en 1996 se llevó el Goya a la Mejor actriz de reparto por Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto. No tuvo tanta suerte en 2005 cuando perdió la de Mejor actriz por María querida. En el lado opuesto está el joven debutante Jesús Carroza, que se hizo con el Goya al Mejor actor revelación por 7 vírgenes, del también sevillano Alberto Rodríguez.
Precisamente, Rodríguez también está nominado este año al Mejor guión original por After. Ya lo estuvo en 2006 al Mejor director y al Mejor guión original por 7 vírgenes, pero no pudo ser. Si lo consiguiera mañana saldría de la otra lista, la de los sevillanos nominados y que se fueron de la gala sin premio. En esa lista están también Antonio Dechent (Intacto, 2002), Teresa Hurtado de Ory (Astronautas, 2005) o José Luis García Pérez (Cachorro, 2004) y el director Santi Amodeo (Astronautas, 2005).
Hay otros actores como Carlos Álvarez Novoa o Antonio de la Torre cuyos Goyas, sin ser sevillanos, se celebraron como si lo fueran. El veterano actor lo ganó en 2000 por Solas y el malagueño en 2009 por Azuloscurocasinegro. De la Torre compite además mañana por un Goya como Mejor actor por su papel en Gordos.
En categorías más técnicas, Sevilla se ha llevado otros premios. El último, el año pasado, cuando Jorge Marín y Daniel de Zayas se trajeron para Sevilla el Goya al Mejor sonido, que recibieron por la cinta 3 días.
Y allá por 1987 el desaparecido Teo Escamilla logró el de Mejor Fotografía por El amor brujo y se quedó a las puertas pese a tener dos nominaciones tanto en 1989 (por Berlín Blues y El dorado) como en 1990 (por La noche oscura y Montoyas y Tarantos). Fue el primero e inició una lista de sevillanos con Goya que puede aumentar mañana mismo con Verónica y Alberto. ¡Suerte!
