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Sevillanos por el mundo

Cinco jóvenes traspasan fronteras en busca de nuevas experiencias. Los Marco Polo del siglo XXI se marcharon de su amada ciudad para buscar otros horizontes, movidos por el amor u obligados por el trabajo. Hoy, aún con gran añoranza, todos ellos reconocen que hay tanto por conocer que su periplo no ha hecho más que comenzar.

el 16 sep 2009 / 02:52 h.

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Los jóvenes sevillanos no temen abrir fronteras -culturales y físicas- y se lanzan a la aventura de viajar. Eso sí, ellos no le dan la vuelta al mundo en 80 días como Willy Fog, se instalan en otro país o incluso en otro continente, y se empapan sin prisas de todo lo que les puede aportar sitios tan dispares de Sevilla como Vietnam, Nueva York o el Caribe.

'Me siento un ciudadano del mundo, y hay tanto que conocer?', afirma Pablo Valenzuela, un sevillano nacido hace 28 años en la Plaza de San Pedro y que hace uno y medio voló rumbo a la Isla Martinica. 'Vine porque me ofrecieron trabajo de fisioterapeuta y no lo dudé", aclara. Pablo asegura que lo que más le llama la atención es "la mentalidad y la manera de mirar la vida'. Sin duda, lo mejor es 'que siempre se oye el mar'. Sevilla es famosa por mantener su cultura particular desde hace siglos. Martinica, sin embargo, 'no ha sabido conservar su identidad, hay comida rápida americana y centros comerciales por todas partes', reconoce el sevillano.

Los motivos que hacen que un sevillano deje atrás la familia, los amigos, las tapitas y la cervecita son tantos como rincones por conocer hay en el mundo. Y a Carlos Gómez lo que le movió fue el amor. Conoció a su novia de Erasmus hace años en Alemania. 'Estuvimos dos años separados, pero no era fácil y decidí hacer las maletas e irme a Aquisgrán', dice Carlos. A sus 31 años, este controller financiero, lleva más de cuatro viviendo en la ciudad alemana, y por eso huye de tópicos: 'algunos confirman la fama que tienen de reservados y planificadores, pero la gente de esta zona es muy sociable'. Tanto que, acostumbrado a la cultura de calle que hay en Sevilla, Carlos no echa de menos esa costumbre que llena de color el bonito casco antiguo de la localidad. ¿Lo peor? ' El tiempo, llueve muchísimo', asegura, "se echa de menos el sol".

Dicen que el amor mueve fronteras. A juzgar por la vida de Carlos, y la de Rafael Fernández, debe ser cierto. Él, con 30 años, también se mudó a Colonia (Alemania) porque su novia Sonja vivía allí. Ahora trabaja en una multinacional y 'adora' la ciudad. 'He vivido antes en Inglaterra, pero aquí la gente es más abierta, hay muchos jóvenes y la fiesta está asegurada', afirma Carlos. Lo que más le sorprende es lo civilizado que es el pueblo, 'puedes dejar tu bici sin candado y no te la roban'. Esta zona se caracteriza por tener grandes zonas verdes, y los alemanes lo saben aprovechar: 'son como los caracoles, sale el sol, y salen todos', dice.

Marina Cruz es uno de esos jóvenes con alma de aventurera. A sus 27 años ha vivido en Edimburgo, París, y ahora en Saigón (Vietnam). 'Cuando llegué hace ocho meses lo que más me impresionó fue el tráfico, es un caos', dice Marina. Trabaja dando clases de español en la universidad y asegura que 'lo más complicado es comunicarse'. Los vietnamitas son un pueblo de costumbres, igual que Sevilla, y aunque allí 'conducen por las aceras y aparcan la moto en el salón", también les encanta tomar cervecitas y hablar de la vida del vecino. Son muy sevillanos', asegura.

Hasta la ciudad que nunca duerme se fue Pablo Martín hace más de un año movido por inquietudes laborales. 'Aposté por Nueva York porque es la capital mundial de los negocios', afirma. Confiesa que la gran ciudad es "como la vemos en las películas: rascacielos, taxis amarillos, alcantarillas que echan humo, y una gran diversidad de razas. 'Pero no todo es de color de rosa, y sus bolsillos lo saben bien: 'aquí todo es súper caro'.

Alejarse de lo que se quiere hace que se valore más? y eso es lo que les ha pasado a estos cinco viajeros. Todos quieren regresar a Sevilla algún día. Será que tiene un color especial, porque lo que más echan de menos es 'tomar tapitas y cervecitas al sol en la Alameda o el Salvador', pero sobre todo, 'la familia'. Si es que donde esté una madre?

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