Los aficionados sevillistas se dejan ver por la capital galesa (Tolo Parra).
Cardiff es una ciudad pequeña, de aproximadamente 350.000 habitantes. En la capital de Gales el fútbol tiene hueco, pero no el dominio de los hinchas. El rugby es la verdadera religión deportiva. Estos días, no obstante, es el centro de atención del balompié europeo. La final de la Supercopa entre Real Madrid y Sevilla le ha dado un poco más de alegría a esta semana lluviosa en tierras galesas.
Para los lugareños el fútbol puede llegar a ser secundario, pero no para la colonia de españoles que hicieron las maletas en su momento para buscar trabajo. Unos mil hay en la ciudad, se calcula. Y varios de ellos, con los colores del Sevilla en el corazón.
A Álvaro Bruno Cantarero no hace falta decirle que se ponga la camiseta sevillista para posar ante la cámara de El Decano . La inminencia de la final y la llegada del equipo de su alma es motivo suficiente para pasear el rojo por las calles de Cardiff, al menos estos días. Ya se sabe, los de colorado son los nuestros.
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