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‘Shespir’ es de las Tres Mil

Un instituto del barrio opta al galardón Acción Magistral por su taller de teatro.

el 11 ago 2010 / 19:32 h.

La profesora Matilde López durante una clase con los miembros del grupo.

Lo que comenzó hace seis años como un proyecto escolar se ha convertido en una innovación educativa con la que muchos chavales de las Tres Mil Viviendas se han acertado a la literatura, a la lectura y, en definitiva, a su centro escolar. Ahora, esta idea de una profesora del Instituto de Enseñanza Secundaria Joaquín Murube puede resultar premiada con el galardón Acción Magistral convocado por la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD), la Comisión Nacional Española de Cooperación con la Unesco y BBVA. Un premio al que optan dos colegios sevillanos más: Los Rosales y Francisco Giner de los Ríos, de Mairena de Aljarafe y Santa Teresa de Jesús, de San Juan de Aznalfarache.

Matilde López, cuyos chicos son conocidos como Los Shespirs, es la docente que inició el programa, cuya base es emplear el teatro "como un recurso para paliar todas las carencias y conseguir convertir un alumnado desmotivado en alumnos que amen la literatura", además de darles "un espacio protegido dónde poder canalizar y sanar sentimientos violentos o situaciones desfavorables que de ningún otro modo podrían hacerlo", según recoge el proyecto presentado.

El 90% de los estudiantes es de etnia gitana y vive "en un ambiente muy violento". Lamentablemente algunos están acostumbrados a "los tiroteos, las redadas policiales, la venta de armas y drogas", lo que impide que tengan una motivación por los estudios. De hecho, el absentismo escolar es otro de los problemas a los que se tiene que enfrentar el profesorado. A esta situación se une que gran parte de ellos tienen un nivel socioeconómico muy bajo e incluso dependen de las ayudas sociales para poder comprar los libros de textos.

Por eso, esta profesora decidió buscar un método alternativo de enseñanza, que les motivara en sus estudios, pues la otra opción era "dejar las cosas como estaban". Hizo el programa realidad y ha sido todo un éxito, ya que incluso las familias de los chavales se han implicado en el mismo. "Gracias al proyecto comienzan a interesarse por lo que sus hijos hacen en el colegio, los acompañan y les brindan soporte", explica López en su resumen del programa. Es más, en las propias familias se crea un debate interno cuando, por ejemplo, un padre gitano ve a su hija denunciando sobre las tablas la situación de la mujer gitana dentro de su cultura.

Muchos de los chicos, de edades entre los 11 y los 17 años, no sabían ni leer o no comprendían lo que leían cuando se embarcaron en el mundo del arte dramático. Lo difícil era hacerles memorizar los textos de Shakespeare o Lorca, pero la necesidad ha hecho que los alumnos aprendan no sólo a leer, sino a entenderlos y a interiorizarlos. La clave es darles un motivo para leer, crearles la necesidad: si quieren representar una obra tienen que estudiar un texto.

Para ello, la escuela emplea distintas técnicas que además les ayudan a vocalizar y a controlar los sentimientos. "Los alumnos de etnia gitana tienen muchos problemas de vocalización debido a la utilización de vocablos del caló y por la gran carencia de vocabulario", explica la docente, que emplea diferentes ejercicios logopédicos, gracias a los cuales son capaces de recitar a cualquier autor con una dicción perfecta.

Lo principal no es representar la obra, sino el trabajo que se hace con estos chicos. Eso no quita que sea uno de los momentos importantes. Todo comienza con la elección del personaje, que cada alumno crea a partir de un sentimiento. Un proceso en el que la profesora no interviene, sino que es algo muy personal. "Para ellos es importante por alguna razón trabajar ese y no otro sentimiento", señala. Es una forma de dar salida a sus inquietudes, a sus preocupaciones y a sus frustraciones. Sirva como ejemplo la alumna gitana, a la que en su casa la obligaban a dejar los estudios y que creó Yerma a partir del "agobio".

La iniciativa también ha servido para crear conciencia de grupo, para saber respetarse unos a otros y para construir un trabajo en común. De hecho, este año la intención es extender este programa a otros centros escolares del barrio y ser los anfitriones del Primer Certamen Teatral en el Polígono Sur, en vista de la grata experiencia, en la que se ha embarcado gran parte del centro. De hecho, muchas de las asignaturas se enfocan para que sirvan de apoyo al grupo de teatro, como por ejemplo artes plásticas que, cuando llega el momento de preparar la escenografía y los vestuarios, se dedica a esta tarea. Además, también cuentan con el apoyo de la ONG Entre Amigos que, entre otras cosas, les posibilita los medios para poder ensayar fuera del horario escolar y la financiación para poder viajar y representar la obra.

Ahora, optan a este premio, aunque ellos ya tuvieron el suyo cuando la cineasta Isabel Ocampo dedicó el Goya por el mejor cortometraje de ficción a Los Shespirs. Ocampo conoció su historia y decidió plasmarla en un documental, que permitirá dar a conocer al grupo.

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