Dice que no se puede culpar a Bruselas de las siete plagas de Egipto, pero considera un «error estratégico e imperdonable» que durante años se propiciara el abandono de tierras y se dieran ayudas para no producir, algo «ética y moralmente reprochable». A la liberalización de los mercados, sustenta, no hay que tenerle miedo.
-Su antecesor en el cargo, Isaías Pérez Saldaña, proclamó el fin de la política agrarista y la hegemonía de la agroindustrial...
-Son compatibles. Nosotros tenemos una agroindustria muy potente gracias a una también muy potente política agraria. Es una diferencia radical respecto a Cataluña, la primera comunidad en valor de la producción agroindustrial, y, dicho sea de paso, siendo segundos, con 3.000 millones de euros de diferencia [alrededor de 13.500 frente a 16.500], podemos pillarla. Allí, gran parte de la transformación son productos que no cultivan. ¿Qué fue primero, la gallina o el huevo? En Cataluña fue la gallina por su tradición industrial.
-Desde que los socialistas gobiernan en Madrid, todo lo que viene de Bruselas está bien para la Junta. Las reformas del algodón y el azúcar, la revisión [chequeo médico] de la PAC...
-Siempre soy partidario de estirar la negociación al máximo para conseguir acuerdos, y no de la confrontación ni de la demagogia culpando a Bruselas o a Madrid de las siete plagas de Egipto. Dicho esto, en el algodón, y con muchísimo esfuerzo, se ha logrado no un acuerdo ideal, aunque mejor que el que había. En el azúcar, nos cascaron la reforma, y con el margen y los recursos que teníamos, ya hemos hecho lo mejor que se podía hacer, poner en marcha el plan de reestructuración y ayudas adicionales para los remolacheros. En cuanto al chequeo médico, hay cosas que están bien y otras, no. Eso sí, en las declaraciones somos prudentes, esperamos a tener datos. En Andalucía, creamos una mesa de trabajo con Faeca, UPA, COAG y Asaja, y estamos de acuerdo en el 90%. El 10% es desacuerdo entre ellas.
-¿Le gusta la posibilidad de que a los grandes propietarios les recorten las ayudas a la mitad?
-Planteado así de contundente, suena casi a revolucionario. No se trata de recortar, sino de reorientar, y no se puede hacer demagogia ni con lo grande ni con lo pequeño, hay que sentarse, verlo con detalles, caso por caso y que no se pierdan ayudas. Soy partidario de que lleguen en mayor medida al pequeño productor, pero no hay que frivolizar con los terratenientes.
-En la anterior legislatura, el Instituto Andaluz de Formación e Investigación Agraria, el Ifapa, pasó de Agricultura a Innovación y en ésta, a Agricultura. ¿En la próxima lo veremos en Empleo?
-Se quedará para siempre con nosotros. Su vocación es la investigación aplicada y no estar para la mayor gloria del investigador. La transferencia de conocimiento es vital, hay que gastar más tiempo o recursos para que lo que se investigue llegue con rapidez al campo, la pesca y la agroindustria.
-Y siguiendo con la investigación, ¿transgénicos sí o no?
-Creo que hay que abrir el debate, hablar con libertad y dejarle su papel a la ciencia. Me recuerda a otros debates en torno a la inseminación artificial o investigar con las células madre, más cargados de ideología que de base científica y de interés para progresar la sociedad. Eso sí, la apuesta estratégica es la agricultura ecológica.
-¿Habrá elecciones a Cámaras Agrarias?
-¡Uf! No y, además, no hay demanda del sector andaluz.
-¿Y la asociación empresarial agroalimentaria Lándaluz seguirá con su actual protagonismo?
-Lándaluz es un buen punto de encuentro entre la Administración y la industria para la promoción de nuestros productos.
-Cuando se acabe la actual legislatura, en 2012, Europa estará en pleno debate del nuevo marco financiero, si se mantendrán o no las ayudas, y en puertas de la liberalización mediterránea. ¿Estará preparada Andalucía?
-En Bruselas ha habido muchos dogmas sobre la agricultura que eran palabras divinas hace años y ahora, no. Toda la política de ayudas para abandonar tierras e incentivar para no producir está en cuestión. Ha sido un error estratégico de Europa, pues si mañana hay una crisis de suministro de trigo, no tenemos en los silos ni para 15 días, y un error imperdonable, pues Europa no se ha asegurado con eso quitar el hambre en el mundo. La ayuda para no producir es reprochable ética y moralmente. De aquí a 2012 no sé que va a pasar, pero mi intuición me indica que la PAC se mantendrá y las ayudas, también. En cuanto a las liberalizaciones comerciales, el agro andaluz lleva décadas adaptándose a los mercados mundiales. Exportamos por valor 5.480 millones de euros en 2007. ¿Pero qué miedo vamos a tener?