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"Si Jesús viniera en Semana Santa la carrera oficial no duraba un minuto"

Periodista y autor de ‘El Evangelio según Sevilla'. Una singular y rocambolesca premisa sirve al autor para enarbolar una irónica visión del universo de las cofradías.

el 02 mar 2012 / 22:12 h.

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"Ojeaba el viejo evangelio de Ediciones Paulinas, me paraba en un versículo y dejaba volar la imaginación para traerlo a Sevilla". Así es como el redactor jefe de la web de El Mundo, Javier Rubio, procedió para dar a luz su primer libro, El Evangelio según Sevilla (Jirones de Azul), una mirada irónica sobre el mundo de las cofradías que plantea la rocambolesca posibilidad de que Jesús y su séquito de apóstoles aterrizasen en Sevilla en los albores de un Domingo de Ramos.

-¿Tanto ha evolucionado la Sevilla cofrade como para ver con buenos ojos la publicación de libros, si no controvertidos, sí transgresores como el suyo?
-El Evangelio según Sevilla no se hubiera escrito sin el precedente de Tontos de capirote, de Francisco Robles. Él abrió una senda literaria que permitía ver la Semana Santa desde una óptica a la par respetuosa y humorística. Mi libro es irónico y sarcástico pero desprende pasión por el asunto que abordo.

-De todos modos usted no es un cofrade al uso...
-No lo soy. Llevo dos décadas escribiendo crónicas cofradieras pero no soy hermano de ninguna hermandad. Veo la Semana Santa a pie de calle y esta es una visión que no se debe perder porque esta manifestación nació para que se viera en la calle. Muchos cofrades viven la experiencia de un modo más interior y refugiándose en las iglesias.

-La idea original fue publicar una singular entrevista...
-¡Nada menos que una entrevista con Dios! Como no veía claro el asunto y tenía decidido que no quería hacer una novela, opté por trasponer los evangelios a la ciudad y crear esta extravagante ucronía llena de posibles.

-Los evangelios están llenos de parábolas y usted además extrae la suyas propias. Pónganos un ejemplo...
-Pensemos en la parábola del Buen Samaritano. En Sevilla de esos ya no quedan, pero sí que tenemos canis. ¿Por qué un samaritano no puede ser un cani que, puestos a imaginar, socorra a un inmigrante?, ¿quien dice que esto no puede ser así? El libro está lleno de posibilidades como esta.

-Apela también al conocimiento bíblico del cofrade...
-Soy un lector de la Biblia y tengo algo de formación cristiana. Pero me preocupa el hecho de que una gran cantidad de gente que se dice aficionada a la Semana Santa no sepa nada de lo que ve y desconozcan incluso los personajes de la Pasión. Así, si yo llamo en mi libro en tono jocoso a María Magdalena, María Pelo Pantene, algunos no sabrán que lo hago porque es la única figura femenina que se la representa en los pasos con pelo natural.

-Si de usted dependiera, ¿cómo remediaría ese desconocimiento?
-Formarse como persona es responsabilidad de cada uno. Desde luego no es un asunto que se deba aprender en el colegio. Pero debo confesar que me parece alucinante que se desprecie tanta riqueza como sacamos a las calles de Sevilla por pura ignorancia. Nos quedamos en la espumita, en las marchas y en los bordados. Estamos hablando de historia de la ciudad, de un hecho con tanta riqueza que se puede abordar desde muchos puntos de vista -social, patrimonial, religioso...- que no son excluyentes.

-Pero es ese pueblo, poco informado según usted, el que mantiene viva la tradición...

-No. La Semana Santa existe porque así lo quieren no más de 200 personas. El fenómeno es como una pirámide: en la base está toda la población, luego los nazarenos -unos 60.000- y, finalmente, las Juntas de Gobierno de las hermandades que son las que cuidan la Semana Santa. Pero si quitamos de ellas a los que sólo vienen a figurar y a pasearse a los actos... nos quedamos con 200 personas mal contadas.

-¿Qué futuro le ve a su Evangelio más allá de los márgenes locales?
-Esa cuestión me la he planteado en bastantes ocasiones. Indudablemente es un libro muy sevillano que alberga alusiones y códigos poco comprensibles para los foráneos. Pero no es menos cierto que existen expertos en la Semana Santa sevillana en media España y buena parte del mensaje del libro puede trascender fronteras con facilidad.

-¿No tiene demasiado peso teológico el término ‘evangelio' para el título de su libro?

-Es un guiño a esa idea tan hispalense de que la Semana Santa es la manera que tienen los sevillanos de entender la Pasión. Tómelo así, nada más.

-Puestos a imaginar... si Jesús viniera a Sevilla un Domingo de Ramos... ¿cree que le gustaría lo que iba a ver?
-La carrera oficial se la cargaba. No duraba ni un minuto. El mensaje evangélico es un mensaje contra el orden establecido. Si Jesús viniera a Sevilla lo pondría todo patas arriba. Por ejemplo, si en ellos se dice que "los últimos serán los primeros"... entonces, los nuevos hermanos de una cofradía deberían ser los que fueran en las maniguetas del paso y no detrás de la cruz de guía. ¿Se lo imagina? Propóngalo a una Junta de Gobierno y tendrá a todos sus miembros horrorizados.

-Haciendo otro ejercicio de abstracción, ¿cuál cree que es la parte menos entendible de la Semana Santa por parte de un extranjero que la visite?
-Es muy difícil de comprender la simbiosis identitaria entre la Semana Santa y Sevilla. ¿Se puede ser sevillano sin ser cofrade? Esa pregunta me la he hecho muchas veces. Mire... estamos conversando en la calle Esperanza de Triana, un nombre puesto durante el gobierno municipal de coalición PSOE-IU. Con eso creo que se lo digo todo.

-¿Hay líneas rojas a la hora de abordar este asunto?

-Los titulares, las advocaciones... con eso no se juega por los sentimientos que despiertan. ¿Pero meterse con los nazarenos, con los hermanos mayores? ¡Por supuesto! Vamos a aprender a reírnos de todos nosotros.

-Además de cofrade, usted es profesor de Periodismo. ¿Qué les dice a sus alumnos cuando le preguntan por el futuro de la profesión?
-Que sean los mejores, simplemente. Pero nunca desaconsejaría a alguien que siente esta inquietud que estudie otra cosa.

-Después de haber sido un insistente defensor de Zoido, ¿algún reproche que hacerle a estas alturas?
-El episodio de los enchufes en los distritos le ha hecho un flaco favor. La esperanza de regeneración que representa no la puede tirar por la borda de esa manera, con algo tan chusco como colar a unos cuantos familiares.

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