Economía

"Si la biotecnología sigue parada, todo saldrá más caro"

El decano del Colegio de Ingenieros Agrónomos de Andalucía aboga por abrir el campo a la investigación y no rechazar de entrada los cultivos transgénicos.

el 26 jun 2011 / 20:29 h.

Jerónimo Cejudo, en la sede del Colegio de Ingenieros Agrónomos de Andalucía, situada en la Ronda de Capuchinos de la capital sevillana.

-Larga es ya la crisis económica aunque la agroindustria parece que se va librando...
-Le afecta menos que a otros sectores, entre otras cosas por sus exportaciones a países que no la padecen tanto como España. Pero sí soporta muchos problemas con los precios, por los suelos en algunas producciones, como el jamón ibérico o el aceite de oliva, y también problemas de liquidez para poder trabajar. La agroindustria es muy importante tanto para Andalucía como para el conjunto del país. Se debería mimar y dar cariño.

-Cariño se le otorgó en su día a las obras de modernización de los regadíos y no pocas se han paralizado.
-Se han paralizado las grandes inversiones, las de regulación del agua y sus conducciones, pero no las que ejecutan las comunidades de regantes gracias, eso sí, a las importantes ayudas públicas que reciben y que pueden sumar hasta el 70% del coste. Lo que realmente preocupa, no obstante, es si estas obras serán rentables, a tenor del encarecimiento de la energía y los insumos que soporta el agricultor, y que se han disparado. En suma, son los propios regantes quienes, ahora, impulsan la modernización.

-Crece la preocupación por el medio ambiente. ¿Se traduce en una mayor actividad para los ingenieros agrónomos?
-Siempre ha sido una de nuestras principales fuentes de trabajo, pues al fin y al cabo agricultura y medio ambiente no son cosas separadas, están intrínsecamente vinculadas. Son disciplinas que se complementan para una producción agraria sostenible. Ahí están, por ejemplo, la agricultura ecológica, la de conservación o la integrada y la dehesa.

-La próxima reforma de la Política Agraria Común prevé ligar aún más las ayudas comunitarias a los condicionantes ambientales. ¿Es usted partidario?
-Si todo se regula en los justos términos, sí. Pero lo primero es que la Unión Europea tenga presente la trascendencia de la producción de alimentos, y ésta debería considerarse como un sector estratégico al igual que la energía o la defensa. Pero, asimismo, debería incidir en la seguridad de lo que comemos porque, como hemos apreciado en Alemania, el mundo biológico puede darnos sorpresas. Así, creo que la producción alimentaria debe seguir estando en manos de expertos, y si no tenemos control sobre los procesos de terceros países, ¿quién nos garantizará que sus alimentos son plenamente saludables? Además, las condiciones medioambientales y laborales que aquí se piden quedan en el aire en otros estados no europeos. Son argumentos a tener en cuenta para la reforma de la PAC.

-Y también se deberían tener en cuenta las enseñanzas que ha deparado la crisis del pepino...
-El sector hortofrutícola de España cumple plenamente con las normas, incluso más allá de las exigencias administrativas. Se ha tratado al sector muy mal, siendo el daño enorme en la imagen mundial de nuestras producciones. Me pregunto si se hubiera puesto en tela de juicio la credibilidad de las producciones de Holanda como se hizo con las españolas.

-¿Qué hacer ahora?
-Promoción internacional de la calidad de nuestros productos y de la dieta mediterránea.

-Durante muchos años el objetivo del campo y de su agroindustria era producir más y más. ¿Existe ahora un salto hacia la I+D+I?
-No puede ser de otra forma ya que su futuro pasa por la innovación. Y dentro de ésta se encuentra la biotecnología, una herramienta de competitividad, salvo en Europa.

-¿Estima justificadas las restricciones de la UE a los cultivos transgénicos?
-Pues no, no lo está. Se trata de una cuestión de opinión pública, no técnica. Creo que hay un gran desconocimiento general sobre la biotecnología e, insisto, es una herramienta que, aplicada de forma adecuada, supone magníficos resultados.

-¿Y si persiste la negativa a los transgénicos?
-Pues al final nos costará todo más caro, porque tendremos que pagar a las empresas extranjeras los derechos de uso por esa negativa a aplicar la biotecnología.

"El visado cuesta, pero es garantía de calidad"

-¿Cómo ha evolucionado el número de visados que otorgan los ingenieros agrónomos?
-No han caído tanto por la crisis económica, que sí, como por la adaptación [Ley Ómnibus] de la Directiva Europea de Servicios, que erradica la necesidad de los visados. Nosotros consideramos que el visado profesional es una garantía para el proyecto, que incluso mejora en calidad, y para el ingeniero, pues existe el seguro de responsabilidad civil que cubre todos los trabajos visados. Otra cosa es el precio.

-¿Cuántos colegiados hay en Andalucía?
-1.900, y este número se ha estabilizado en los últimos años. Sólo en agroindustria, el año pasado se visaron en Andalucía proyectos que sumaban 530 millones de euros, siendo la principal la industria hortofrutícola, y en proyectos relacionados con el regadío casi rozaron los 250 millones. Por tanto, pese a la Ley Ómnibus, se sigue confiando en nuestra profesionalidad y en el valor añadido que aportamos.

-¿Variarán mucho los estudios?
-Con el plan Bolonia, sí, puesto que cada universidad concebirá, aplicará y expedirá su propio título de ingeniería más específico, sin que ello conlleve una mayor especialidad. Es más, considero que la formación será insuficiente, inferior a la impartida hasta ahora.

-Las inversiones agroindustriales dependen mucho de las subvenciones. ¿Cómo va la ventanilla de las ayudas de la Consejería de Agricultura?
-Firmamos un convenio para los trámites vía administración electrónica y del visado electrónico que permitiría la validez telemática del mismo. El problema es que hay administraciones con las que sí se trabaja bien, y otras que han de avanzar aún en este terreno. En cuanto a las ayudas, la ventanilla está abierta, la cuestión es agilizar al máximo su tramitación y concesión.

 

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