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Sí quiero... tener los mismos derechos

Las parejas homosexuales buscan con su boda legalizar su situación para formar una familia normalizada.

el 07 nov 2012 / 22:41 h.

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"Empezamos a mover los papeles para casarnos cuando Rajoy ganó las elecciones temiendo que iba a arremeter contra nuestros derechos pero luego no quisimos una boda deprisa y corriendo y al final ha pasado un año". Elisa lleva cuatro años conviviendo con Inma y tiene previsto casarse con ella en un mes. Esperan que el fallo del Tribunal Constitucional -que el miércoles rechazó el recurso impuesto por el PP contra la ley de matrimonios homosexuales aprobada en 2005 por el PSOE- sirva para que "todo se vaya normalizando". "A mí me da igual el nombre, yo lo que quiero es que la sociedad se normalice y no hagan una distinción porque es lo mismo, son dos personas que van a hacer su vida juntas y a formar una familia", explica Elisa.

Precisamente, ese deseo de formar una familia es lo que les llevó a plantearse el matrimonio. Elisa, de 34 años, está en proceso para someterse a una inseminación artificial. La boda con Inma garantiza que ambas serán progenitoras del bebé sin necesidad de que Inma tenga que adoptarlo. Las casará una compañera de Elisa del grupo municipal del Ayuntamiento de Brenes Unidad Popular Andaluza (UPAN), del que es concejala en la oposición. Y acudirán familiares y amigos. "Mi madre sabía cómo era antes de darme cuenta yo. Nacemos así por naturaleza y lo primero es aceptarlo. Ella me respeta y el resto no me importa. Yo solo quiero ser feliz con mi pareja y los amigos que me aceptan como soy, como yo a ellos", señala.

Pese a sus temores, Elisa confiaba en que el Constitucional rechazase el recurso del PP. "Esperaba que ganase la razón y la lógica. Ni siquiera se tenía que haber planteado llevar eso a los tribunales, han gastado tiempo y dinero", dice. Aunque a su juicio "la ley va por detrás de la sociedad porque es cuando la sociedad se plantea algo cuando se tratan de cambiar las leyes", confía en que pasos como éste contribuyan a que su futuro hijo encuentre una sociedad más comprensiva.

Y_es que, aunque reconoce grandes avances, sí aprecia que "cuando hay recesiones como la que estamos viviendo, la gente se vuelve más radical, más racista y más xenófoba, y puede que no sean buenos tiempos pero hay que darle tiempo a la sociedad".

Como ocurre también con muchas parejas heterosexuales, al igual que Elisa, a Silvia, que se casó hace un mes con Noelia, uno de los motivos que la llevó a dar el paso es la próxima llegada de un bebé, al que dará a luz Noelia en junio. "Nuestra boda se aceleró un poquito porque vamos a ser mamás y los derechos de la criatura están en juego, por eso ayer [por el miércoles] fue un día feliz", señala Silvia. Con su boda buscaban "un marco de seguridad". "Mi hijo es una realidad que viene en camino y tiene derecho a que nadie decida quién va a ser su familia y lo va a educar", subraya.

Por eso, tenía claro que si la sentencia tumbaba la ley, "había que reivindicar un cambio en la Constitución" para reconocer como matrimonio las uniones entre parejas del mismo sexo en igualdad de derechos con las heterosexuales. "Está claro que pareja de hecho y matrimonio si son figuras jurídicas distintas, es por algo", dice. "Casarse, que para todo el mundo es algo cotidiano, para los homosexuales se ha convertido en un ejercicio de rebeldía, en un acto reivindicativo", destaca.

La boda se celebró el 13 de octubre en Mérida, porque Noelia es extremeña. "Disfrutamos un montón porque nuestras familias también han pasado un proceso y verles con nosotras ese día fue especial. Por eso también celebramos el fallo con ellos, imagina que todos los avances que ellos han aceptado como normal la ley los tumbara". Si hubiera prosperado el recurso, su unión estaría en un limbo legal porque los fallos del Constitucional no tienen efecto reatroactivos, por lo que no sería anulada, pero no existiría la institución matrimonial que la respalda.

Pese a "la homofobia con la que todos nos hemos criado, yo también", ve que "el cambio de la sociedad desde 2005 ha sido brutal". "Al final, la gente, tenga la ideología que tenga, cuando convive con ese amor y esas ganas de compartir la vida, las cosas caen por su propio peso. Mi abuela se lo ha dicho hasta a su cura:_¿Usted por qué no deja que mi nieta se case con quien quiera?"

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