Ha luchado contra la construcción de una biblioteca, pero acaba de escribir un libro de divulgación matemática. "Nos acusan de querer más un árbol que un libro. Lo que no queremos son obras ilegales", aclara José Miguel González Cruz, presidente de la asociación vecinal Huerta de la Salud. La causa abierta contra la Universidad le llevó a hablar inglés en Bruselas para defender los jardines del Prado. La Justicia le ha dado la razón y sólo espera que el parque vuelva a su estado original.
-Tras cuatro años de protestas y tribunales, ¿satisfechos con la resolución judicial al conflicto de la biblioteca del Prado?
-Sí. Aquí ha habido realmente tres daños: medioambiental, económico y de imagen. En cuanto al daño medioambiental, muy satisfechos porque en los próximos meses se devolverá los jardines a su estado original. En cuanto a los dos daños restantes, evidentemente no. Entendemos que no se tenía que haber llegado a esta situación debido al empecinamiento de las administraciones de intentar ubicar la biblioteca de forma ilegal, como lo ha demostrado reiteradamente la Justicia. Y la imagen de la Universidad, que veremos a ver cómo se recupera en cuanto al uso del dinero público y la defensa del medioambiente.
-¿Tanto valor tenía el parque como para no construir nada?
-No es que tenga mucho valor, el problema ya es incluso pedagógico: si realmente se hubiera edificado en ese parque estaría ahora mismo en peligro de extinción cualquier parque de Sevilla. Nosotros entendemos que las leyes obligan no solo a los ciudadanos, sino también a la administración. Es más, entendemos que la administración tiene que ser especialmente pulcra en la defensa del medioambiente y del dinero público. Por otro lado, también la sociedad sevillana es un poco fatalista, y piensa que contra la administración nunca se puede. Éste puede ser un caso paradigmático, de que teniendo un apoyo ciudadano considerable, a través de la plataforma Parques y Jardines; y con una buena dirección jurídica, a través del Bufete Prado, y, por supuesto, asistiéndote la razón y el sentido común, se puede seguir, porque la Justicia no es caprichosa, si no que obedece a razones.
-¿Que supuso para los vecinos que la Justicia os diera la razón?
-Por un lado, ratificar lo que en principio pensábamos: que la Justicia hace honor a su nombre. Para nosotros ha sido una satisfacción. Nos hubiera provocado cierta tristeza ver cómo un parque que se crea para uso y disfrute de los ciudadanos, se hubiera destruido para crear una biblioteca que en nada enriquece al parque como ha dicho una sentencia.
-¿Falló la Gerencia de Urbanismo al conceder la licencia?
-Eso lo debe contestar el Ayuntamiento y la Universidad, las dos partes implicadas. Desde luego el acuerdo al que llegaron de una licencia de obra condicionada demuestra que algo temerían. El Ayuntamiento le hace firmar a la Universidad un documento que llegado al punto que hemos llegado y la Justicia le diera la razón a los vecinos, no podía pedir indemnización. Falló tanto Urbanismo como la Universidad, que tienen que cumplir con la legalidad y no cambiar caprichosamente el PGOU, máxime cuando la Universidad es un modelo disperso y en Sevilla había muchos terrenos libres de arboleda donde ubicar este edificio sin hacer daño.
-¿Le gustaba el proyecto de la arquitecta Zara Hadid?
-Era original. Como asociación, nunca hemos hecho una valoración del diseño. Es más, nosotros estamos de acuerdo con que se construyan no una, sino cuantas bibliotecas se puedan. Realmente es una arquitecta de prestigio, y es una pena que no se haya hecho. Pero no se podía hacer una obra ilegal. La Universidad y el Ayuntamiento deberían explicar ahora por qué ha sucedido esto.
-¿Cree que se debería haber estudiado una ubicación alternativa, quizás en la franja que ocupa Tussam?
-Efectivamente podría haber sido ese un lugar. Lo que pasa es que ha habido un empecinamiento desde el principio. De hecho, la Universidad siempre decía que no había un plan B. Y hace una semana demostró que sí lo tenía al edificar en otro sitio [por los terrenos de Eritaña]. Además tampoco ha explicado los motivos de este empecinamiento.
-La semana pasada comenzó la demolición de la biblioteca, ¿le parece correcto que en plena crisis se gasten 1,5 millones en echarla abajo?
-Lo que no es correcto es estar haciendo lo que estaban haciendo, no ya en época de crisis. Las obras hay que hacerlas dentro de la legalidad. La administración como cualquier ciudadano, si construye ilegalmente, tiene la obligación de reponer el daño.
-Solventado el tema de la biblioteca, ¿de qué otros problemas adolece el Prado?
-Los típicos de cualquier barrio, como por ejemplo el tema de los aparcamientos: hemos solicitado varias veces, e incluso el propio PP lo incluyó en su programa electoral, dos parking: uno en la plaza del Ejército Español para los vecinos del Prado, y otro en la plaza Alfonso de Cossío para los de Huerta de la Salud. Otro problema, como en cualquier zona de Sevilla, es la seguridad ciudadana, para lo que la Policía de barrio puede ser útil.
-¿Qué valoración hace de este primer año de Gobierno municipal del PP?
-Nos imaginamos que debido a la crisis este Ayuntamiento no ha cumplido con su programa y no ha podido hacer obras, con lo cual no hemos tenido que participar como en otros proyectos, como el Metro o Metrocentro. Sí hay una crítica que podíamos hacerle: el distanciamiento que está teniendo Zoido con las asociaciones vecinales. No ha habido la facilidad de contacto de antes y que nosotros esperábamos.
-¿Qué prometió Zoido a los vecinos del Prado?
-El tema de los dos aparcamientos, que llegó a recogerlo en su programa electoral.
-Los barrios periféricos creen que los vecinos del Centro son unos privilegiados, ¿se sienten así?
-¿Privilegiados? No tenemos leyes privadas. Estamos sometidos al mismo tipo de leyes que el resto de sevillanos. Aquí también se siente la crisis: conozco a chavales que se han ido a Shanghai y Chile buscando trabajo.