Finalmente serán siete las catas que se abran en otros tantos puntos negros en calles de Écija bajo las que pasa soterrado el arroyo Argamasilla. Cinco de ellas ya están abiertas y se planea hacer dos más. Todo ello por indicación de los técnicos de FCC y Egmasa (las dos empresas que colaboran con el Ayuntamiento de Écija en el control de las crecidas), según expuso ayer el concejal de Urbanismo, José Ramón Bermudo.
De las cinco catas abiertas se retiran lodos, grava y sedimentos, con seis camiones dedicados a la extracción de los deshechos que atascan el colector bajo la ciudad. Todas se están practicando en los lugares a lo largo del recorrido del Argamasilla donde los expertos opinan que puede haber atascos que impiden que el agua fluya con normalidad y el arroyo desagüe en el río Genil.
Estas catas se llevan a cabo de forma paralela a los controles del caudal para evitar inundaciones, que se realizan desde hace una semana y sirven para despejar el cauce soterrado, pues las partes que ya se habían limpiado antes de las lluvias vuelven a estar sucias tras las últimas precipitaciones y anegaciones.
Igualmente, hoy desde las 9.00 horas se limpiará entre el instituto San Fulgencio y la desembocadura en el Genil, con la idea de dejar libre el arroyo de lodos, grava y sedimentos.
Mientras tanto, técnicos de Egmasa y de las empresas que construyen el desvío del arroyo, Ferrovial y GEA 21, así como operarios municipales, prosiguen con las obras de consolidación de un muro de control en la cabecera que sirva para retener el agua y controlar su fuerza. El objetivo principal de esta medida preventiva “de urgencia y provisional”, según el alcalde, Juan Wic (PSOE), es contener el agua del Argamasilla antes de llegar a la embocadura en la que entra soterrado por debajo de la ciudad, y evitar así nuevos desbordamientos como los cinco ocurridos en diciembre de 2010.
Este muro tendrá, una vez terminado la semana que viene, una capacidad de almacenamiento de aproximadamente 35.000 metros cúbicos.