Podríamos compararlo con el trazado urbanístico de la ciudad, pero hay demasiado "ruido" en esta, como para desarrollar un episodio de locura desenfrenada. Después de más de quinientos años, sigue cumpliendo su función. El laberinto vegetal del Alcázar, que esta justo enfrente del cenador de Carlos V, de altas y robustas arquitecturas de mirtos y bojes guarda el mensaje que Dédalo; artífice del laberinto cretense le envió a Teseo como prueba que debía superar. El laberinto ha sido comparado con la morfología del aparato sexual femenino en un intento de llevar a un extremo los cortejos y seducciones de la corte Borgoñona del nieto de los Católicos Reyes. ¿Habrá un lugar más bello y más intimo para perderse? En el contexto clásico significa el acceso iniciático a la inmortalidad, en el cristiano la dificultad para llegar a la vida eterna. Para los que andan a caballo entre la una y la otra, la excusa perfecta para un encuentro inesperado. Decorado perfecto hecho de siglos para dejarse llevar en un intento de emular a la estación florida en lo mas intrincado de su serpenteante trazado. No hace mucho las mocitas sevillanas se escapaban de sus carabinas para fundirse con su amado entre tan espesa vegetación. Hoy la tradición continúa y el laberinto del Alcázar sigue cumpliendo su función, a pesar del descaro y la falta de pudor de nuestros tiempos, el exhibicionismo perpetuo y la falta de tacto a la hora de conquistar a una dama.
