90-60-30. No es ninguna medida explosiva, sino los porcentajes de lluvias por franja horaria de ayer que dieron al traste con el día. El Martes Santo fue desolador. Vamos, que si no fuera porque lo dice el calendario, cualquiera diría que estábamos en invierno. La tarde invitaba más a quedarse en casa (echado en el sofá con manta incluida), que a poner un pie en la calle. Más que nada porque a las seis de la tarde no había nada que ver.
A esa hora ninguna cofradía había llegado a poner su cruz de guía en la calle, pese a la intentona, bastante desafortunada por cierto, de Los Javieres. Su hermana mayor en funciones, Maruja Vilches, echó mano de su voto de calidad en una reñida votación que llevó a abrir las puertas de Omnium Sanctorum y cerrarlas de inmediato ante lo evidente: llovía. Era imposible.
Esa misma lluvia que deslució el día impidió el estreno del corralito de sillas gratis que el Cecop (Centro de Coordinación Operativa) tenía previsto instalar al paso del Cerro del Águila, Los Estudiantes y la Candelaria en las inmediaciones de la Puerta de Jerez. Los 100 asientos destinados para personas mayores o con problemas de movilidad no llegaron ni a desplegarse. A las tres de la tarde, hora prevista para el paso del Cerro del Águila por este punto, sólo había paraguas abiertos y nazarenos de ruan cruzando bajo la lluvia en dirección a la Universidad.
El denominado Plan Palio parece estar maldito. Ya fuera por el agua de ayer o por el calor del pasado Domingo de Ramos en otro de los corralitos (el de las setas de la Encarnación), lo cierto es que estas zonas acotadas fuera de la Carrera Oficial no están teniendo mucha aceptación. ¿Será porque no tuvo un buen parto? A la precipitación de su nacimiento (en plena Cuaresma a espaldas de Fiestas Mayores y con la reticencia de las cofradías), se suma ahora el mal tiempo. Lo que está claro es que estas sillas tienen mal asiento.
