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Sin licencia para curar

La campaña para que ante dolencias leves de los niños se acuda antes a la farmacia que a urgencias se recibe con recelo en el sector, donde advierten que ni están en condiciones ni disponen de medios para asumir esa responsabilidad.

el 26 feb 2014 / 00:04 h.

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15534449 María Escalante, ayer, en su farmacia hojeando los folletos recién llegados. / C.R. La nueva campaña de información pediátrica lanzada por los farmacéuticos sevillanos para dar más lustre a su cometido y, de paso, aliviar la congestión de las urgencias hospitalarias está siendo recibida con algunas reservas en el sector. En principio, la cosa suena estupenda: Tu información es salud. Acude a tu farmacia, dice el lema. Se trata, según la comunicación remitida por el órgano colegiado del gremio, de una iniciativa didáctica para «erradicar ideas erróneas sobre salud pediátrica» entre los padres gracias a diversas tareas de asesoramiento, que incluirán «la realización previa de una encuesta que permitirá testar sus conocimientos sobre la materia, ofreciéndoles, asimismo, consejos prácticos que repercutan en una mayor calidad de vida para sus hijos». Así dicho pinta muy bien, pero en el siguiente párrafo del escrito la cosa se complica: «Según estudios publicados, el 80% de las asistencias de un menor a un servicio de urgencias sanitarias son evitables, dado que el cuadro patológico que presenta bien podría haber sido tratado con el consejo de un profesional farmacéutico o de Atención Primaria». Y en las boticas, los hombres y las mujeres de las batas blancas empiezan a preguntarse si del asesoramiento se va a pasar a la atención directa de la enfermedad; si van a ser ellos quienes carguen con la responsabilidad de tener que curar a un niño. «Nosotros podemos hacer una recomendación en ciertos casos, pero no disponemos de los medios para saber qué le pasa a un niño, ni sabemos el historial, ni tenemos el instrumental necesario... Ni siquiera la autorización administrativa para hacerlo: a mí me llega un niño con fiebre y con plaquetas y yo sé que eso requiere antibióticos, pero yo no se los puedo dispensar sin receta, Sanidad no me autoriza a ello. O un niño con otitis y yo no tengo instrumental ni conocimientos para verle el oído». Lo dice Ana González tras el mostrador de la farmacia de la calle Baños, esquina con Goles. «No me parecería bien. Ese asesoramiento ya se hace sin necesidad de campaña ninguna. Pero aconsejar a los padres que ante un primer síntoma o ante un cuadro determinado acudan al farmacéutico en vez de a urgencias nos echa encima una responsabilidad que no podemos asumir». Y remata: «El farmacéutico conoce el medicamento, pero es el médico el que conoce el diagnóstico. Y lamentablemente ya es habitual que muchas veces se vaya al médico solo a por las recetas. Pero nosotros no hacemos milagros». Al poco rato, en la farmacia de la Puerta Real (casualmente, justo al lado del Colegio de Farmacéuticos de Sevilla) abrían ayer un gran sobre blanco lleno de folletos. Eran los trípticos de la campaña, esos en los que figura el cuestionario que se les pasa a los padres para que lo cumplimenten. María Escalante, la titular del establecimiento, toma una hojilla entre sus manos. Tal y como había anunciado un día antes el gremio, en esta encuesta «se plantean preguntas tales como el tipo de alimentación que se debe ofrecer a un lactante, cómo se manifiesta un caso de estreñimiento o diarrea en un menor, cuáles son los síntomas de deshidratación en un niño o cómo se debe actuar ante un cuadro febril, entre otras», aparte de llevar aparejadas «una serie de recomendaciones que barren determinados falsos mitos pediátricos extendidos entre la población y procuran una mejor atención y cuidados al menor por parte de sus progenitores». La farmacéutica lo daba por bueno: «Es simplemente informar a los padres, y nosotros ya cumplimos esa labor habitualmente. Hay padres que por cualquier cosa llevan a sus hijos al hospital porque no saben, porque no tienen unos conocimientos básicos, y colapsar las urgencias no está bien. En ese sentido, bien, pero... quieren que hagamos de todo, y la responsabilidad no la podemos aceptar». Lo que sí ven con buenos ojos es la tarea informativa como tal, para que la gente adquiera dos o tres conocimientos básicos que les van a venir muy bien en lo sucesivo para responder correctamente a un trastorno de sus hijos o de ellos mismos (insistiendo en que ese cometido ya es habitual en sus establecimientos). «Estamos abiertos a lo que haga falta», insiste María Escalante, «y podemos hacer una tarea importante de divulgación, pero nada que exceda nuestras competencias». En principio, no parece que sea esa la intención del órgano colegiado de los farmacéuticos sevillanos, sino simplemente informar. Pero ya lo advierten en su comunicado: «El hecho de pasar por urgencias puede generar incluso otros problemas, ya que son un posible foco de infecciones así como un lugar donde el menor está expuesto a contemplar situaciones de enorme crudeza que pueden generarle un impacto muy negativo». De momento, les acaban de dar un curso sobre fármacos usuales y «aspectos nutricionales básicos del niño (si es mal comedor, si padece obesidad, diabetes, etc.); cómo han de tratarse las posibles patologías digestivas, consejos básicos sobre dermatología pediátrica, problemas respiratorios o cómo ha de actuarse ante un cuadro de gripe y/o resfriado». Está por ver si esto le servirá de algo a esa enfermedad crónica del sistema que son las urgencias atestadas.

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