La ciudad de Sevilla continúa recordando a Alberto Jiménez-Becerril y a su mujer, Ascensión García Ortiz, catorce años después de su irracional asesinato a manos de un pistolero de la banda terrorista ETA.
Tal fue la herida que esta barbarie dejó en la ciudad, que cada aniversario de su muerte se le sigue recordando en la calle Don Remondo, justo donde el que fuera concejal de Hacienda y su esposa paseaban antes de que la cobardía terminara para siempre con sus vidas. Ayer, 30 de enero, un centenar de ciudadanos, en su mayoría anónimos, subieron por la estrechez de Don Remondo para participar en el pequeño pero emotivo acto que el consistorio organiza anualmente. Allí, bajo la placa que los recordará para siempre y tras las preces que rezó el arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, tomó la palabra la hermana de Alberto, la eurodiputada del grupo Popular Teresa Jiménez-Becerril.
Visiblemente emocionada y afectada, reconoció que "siempre es difícil" intervenir en este acto pero que "no hay más remedio para combatir el olvido que ETA y sus cómplices quieren imponer". Para ello abogó por enarbolar "la verdad y la palabra", y enfatizó al recordar que todas las personas allí presentes estaban "sin pancartas, sin gritos y sin consigas, únicamente con la fuerza de la razón, la moral y la dignidad que se oyen hasta en el silencio" como principal arma.
Para Jiménez-Becerril, los corazones de Alberto y Ascen aún laten bajo la placa que los recordará siempre "junto con los nuestros y con los de muchos españoles que quisieran estar aquí pero no pueden". La eurodiputada se mostró también muy crítica con las actuales peticiones de los terroristas -una vez aparcadas las pistolas- y pidió al silente público presente que levantara la voz junto a ella para decir un rotundo y sereno "no a ETA, no a la impunidad, no a la amnistía, no a la independencia del País Vasco, no a las excarcelaciones, no a los beneficios para los terroristas". Y por si los presentes no se habían enterado, apostilló: "No les debemos nada, y ellos nos deben la vida de Alberto y Ascen".
Tras la hermana del fallecido intervino el alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, quien reconoció que era la vez que más le costaba "hacer uso de la palabra" desde que tomó el bastón de mando de la ciudad el pasado mes de junio.
Para el regidor, "la esquina de la calle Don Remondo sigue esperando el caminar diario de Alberto y Ascen" y nadie "termina de acostumbrarse a su ausencia". Según él, el acto de homenaje fue un punto de encuentro de "personas de bien" que quieren mantener vivo el recuerdo de los fallecidos de una manera "serena, sincera y con dolor aunque con firmeza". Así, se mostró "orgulloso" tras constatar que como alcalde de Sevilla los ciudadanos continúan "unidos en el recuerdo de dos servidores que murieron por defender la libertad y por estar al lado de la paz".
Por último, Zoido insistió en que la familia del concejal asesinado recupere la presidencia de la fundación que lleva su nombre. Aunque el pasado 26 de enero propuso una moción en el consistorio para que el hijo del matrimonio fallecido presida la institución -apoyada por el resto de grupos municipales-, ayer defendió su propuesta arguyendo que es una gran oportunidad para "defender los pensamientos y los principios de Alberto y Ascen".
Al acto de homenaje a los fallecidos Alberto Jiménez-Becerril y Ascensión García Ortiz acudió el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, aunque no tomó la palabra. También asistieron los portavoces del resto de grupos políticos del Ayuntamiento de Sevilla, Juan Espadas (PSOE) y Antonio Rodrigo Torrijos (Izquierda Unida). No faltaron tampoco la que fuera alcalde de Sevilla cuando ocurrió el asesinato, Soledad Becerril, y el que entonces era concejal de Seguridad Ciudadana, Luis Miguel Martín Rubio. El homenaje comenzó anteriormente con una misa celebrada en la Catedral de Sevilla. Tras el acto celebrado en la calle Don Remondo, el ministro y el presidente del Partido Popular en Andalucía, Javier Arenas, se desplazaron al hotel Ayre, donde celebraron otro tributo a los dos sevillanos fallecidos a manos de los terroristas.