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Sin pies no hay paraíso

Para tantos sevillanos como hay que adoran la naturaleza y ansían autenticidad, el inicio del nuevo Año Santo Compostelano es una buena noticia. Aquí pueden comenzar el Camino de Santiago.

el 03 ene 2010 / 21:57 h.

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Hace siglos que no se tiene noticia cierta de hombres atacados por lobos, por más que haya alrededor de dos mil de ellos en los parajes por los que avanzan cada día los peregrinos, no en vano armados con esos larguísimos bordones de recia madera (aunque razonen su uso en los beneficios para la espalda, para el ritmo de la marcha y para poner orden entre los perros y perracos que puedan salir al paso). Parece ser, o eso deja entrever Antón Pombo en su Guía del Camino de Santiago para peregrinos, que no obstante sí abunda por esos montes, valles y pueblos, en cantidad de decenas de miles, una fiera tremenda, la más mortífera que han conocido las sendas españolas y de la que sí debe cuidarse mucho el andarín: el automóvil ibérico.

Es uno de los pocos avisos dramáticos incluidos en este libro, por lo común gozoso aunque un poco cascarrabias (se queja de muchas cosas) que acaba de actualizar y lanzar la editorial Anaya, junto con otros tres del mismo tema, con motivo del nuevo Año Santo Compostelano, que se antoja concurrido. Esas otras obras son: una versión de bolsillo del anterior (El Camino de Santiago en tu mochila), y dos guías interesantísimas para quienes duden del axioma de que sin pies no hay paraíso: Los Caminos de Santiago en moto y Los Caminos de Santiago en coche. Lo suyo sería tener los tres libros aunque carezca uno de la menor intención de lanzarse por esos montes leoneses, en pos del Santo Patrón, cargando toda la responsabilidad de la operación en dos extremidades del número 44. Porque sólo sus descripciones, sus datos sobre aldeas y recodos, sus consejos desde el almuerzo al reposo y desde éste al camino... sólo su capacidad para hacerlo a uno peregrino virtual, ya merecen mucho su tenencia.

Sólo cabe un reproche a Antón Pombo: su lamentable olvido de la Vía de la Plata (la que pasa por Sevilla), o Camino Mozárabe, más que a efectos de mera e insignificante mención. A cambio, señala un único camino español, concepto para el que el músico ruso Igor Stravinski tenía una bonita frase: "Seguir un solo camino es retroceder." El único de esos volúmenes que alude abundantemente a la Vía de la Plata es el dedicado a los peregrinos en coche. Aunque, a decir verdad, el sevillano que quiera experimentar en sus propios juanetes los goces del camino a Compostela bien podría recorrer cualquiera de las rutas que se proponen: la aragonesa, la navarra y hasta las francesas que parten de Lescar, de Béarn y de Lourdes (entre varias docenas de alternativas a cual más hermosa).

Si se empeña, no obstante, en reivindicar la ruta sureña a Santiago, puede partir desde la escalinata donde acaba la calle Castilla: arriba verá un monolito de tres metros y medio, el miliario de Triana. Desde ahí a Santiago hay mil kilómetros. Un millón y medio de pasos. En tiempo: 45 días de caminata (o 15 en bici). Antes de emprender la marcha, conviene contactar con la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Sevilla (954 335274) o con su presidente, Juan Ramos (presidente@viaplata.org). Allí no sólo podrá comprar por 30 euros la mejor guía sobre el Camino Mozárabe, sino que encima le enseñarán a convertir este viaje en la experiencia más apabullante de su vida, desde Sevilla a Santiago pasando por Fuente de Cantos, Mérida, El Casar, Salamanca, El Bierzo y otros mil lugares sublimes que conducen al paraje más inexplorado y mágico: las profundidades de su propio ser. Que aunque así dicho suene cursi, es el lugar con mejores vistas que uno pueda imaginar.

Consejos de las guías:

1. No existe vacuna para las ampollas. Son como los resfriados: se tienen, se sufren y se aguanta uno. Pero lo que sí hay es un amplio repertorio de remedios y técnicas preventivas. Hay que usar calcetines limpios cada día, a poder ser sin costuras. Al terminar el día, meter los pies en una palangana de agua fría (nunca caliente) con sales desinfectantos o alcohol de romero.

2. Los percances más habituales, aparte el anterior, son las tendinitis, los esguinces, la insolación, la deshidratación y el agotamiento. El primer consejo es no ser cafre. Esencial, un sombrero (gorra no, sombrero), beber abundante agua y prepararse físicamente.

3. Los ciclistas deben llevar gafas, si no quieren que un mosquito en un ojo, al bajar por una curva, improvise el destino final de la peregrinación en el hospital más cercano de los contornos. Igual de peligrosos son los parásitos: lleve siempre a los albergues su funda de almohada, sandalias de goma para la ducha y un fungicida.

4. El equipo básico no sólo incluye lo mil veces dicho, que puede ver en cualquier web. Recuerde llevar tapones para los oídos o no pegará ojo en los albergues. También una linterna para moverse por ellos de noche. El saco de dormir es obligatorio en esos alojamientos.

5. El Año Santo o Año de Perdonanza concede la indulgencia plenaria a los peregrinos, pero no hace falta ir a pie: en coche también vale. Los requisitos para obtenerla: visitar la Catedral, rezar por la intenciones del Papa y confesar y comulgar 15 días antes o después.

De utilidad:

Qué: Guías de Anaya para el Camino de Santiago.

Cómo: Para peregrinos (21,90 euros), en coche (21,90 euros), con mochila (15 euros) y en moto (15,90 euros).

Lo peor: Sólo una habla a fondo del Camino Mozárabe o Vía de la Plata, la ruta a Compostela desde Andalucía.

Lo mejor: Impresionante y actualizado derroche de datos, consejos prácticos, direcciones de interés (en algunos pueblos dicen hasta si hay quiromasajista, para quien lo vaya necesitando), visitas culturales a los mejores enclaves de la ruta (que no son pocos ni monótonos: desde Roncesvalles a León pasando por Atapuerca), descripción de los paisajes y vegetación, precios y direcciones de albergues y restaurantes, compras, planos... Cuatro obras de primera.

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