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'Sin realidad no hay utopia', 27 artistas reflexionan sobre la crisis actual en el CAAC

el 14 abr 2011 / 16:57 h.

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  • Actividad: Exposición
  • Fecha/Horario: Hasta el 10 de julio de 2011, martes a domingo / Martes a sábado: de 11 a 21 h.; Domingos: de 11 a 15 h.
  • Precio: 1,8 €
  • Lugar: CAAC.  Monasterio de la Cartuja de Santa María de Las Cuevas. Avda. Américo Vespucio, 2
  • Teléfono: 955 037 070

El Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) presenta hasta el próximo 10 de julio la exposición 'Sin realidad no hay utopía' que reúne más de 200 piezas de 27 artistas nacionales e internacionales en las que se reflexiona sobre la situación de la crisis actual.

La muestra
¿Qué hay detrás del título Sin realidad no hay utopía, que da nombre a esta exposición colectiva? Detrás hay dos pensadores de distinto significado y calado: Jean Baudrillard y Andreas Huyssen . El primero ha definido la simulación como la generación "de algo real sin origen ni realidad" y, por tanto, ha diagnosticado la desaparición de lo real por lo virtual. Así, la interpretación y el sentido de esta muestra siguen la argumentación que Andreas Huyssen hizo en "Recuerdos de la utopía". Huyssen parte precisamente de Baudrillard al afirmar que al haberse perdido lo real y suplantado por su simulacro, la utopía no puede existir, ya que va íntimamente ligada a la superación o mejora de la realidad. Este es el sentido del título: sin realidad no puede haber utopía. Es decir, que en la era de los simulacros y de la virtualidad, la desaparición de lo real arrastra consigo a lo utópico.

La exposición tiene dos apartados asimétricos. El primero es "La descripción de la mentira", una especie de prólogo descreído a los sistemas de fabricación de los simulacros de lo real. El segundo apartado, más amplio, tiene el nombre genérico de "Colapsos". Este segundo apartado se subdivide en cuatro colapsos: el del comunismo, el del capitalismo, el de la democracia y el geopolítico.

Es decir -y siguiendo a Huyssen- "la utopía nunca muere sola: arrastra su contra-utopía". Por tanto, la caída del comunismo, arrastra al capitalismo y éste a la democracia, puesto que ésta última ligó su suerte a él. A su vez, el sistema expansivo propio del capitalismo (el colonialismo) conllevaría también su implosión geopolítica. Conviene, por tanto, considerar seriamente el fin de la utopía como el problema de nuestro tiempo. Es por esta razón que resulta urgente un rearme de lo real para así intentar vislumbrar un nuevo pensamiento utópico.

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