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Sin respuestas al Parkinson

La enfermedad, de origen desconocido y sin cura actualmente, tarda una media de cuatro años en diagnosticarse. En Andalucía afecta a unas 10.000 personas.

el 12 abr 2010 / 20:18 h.

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Cuando los enfermos de Parkinson son diagnosticados, la enfermedad puede estar desarrollándose desde hace 15 ó 20 años.
Un peregrinaje entre médicos de cabecera y especialistas, diagnósticos que van desde la crisis de ansiedad a la depresión y así pasan una media de cuatro años hasta que los síntomas más visibles (temblores, lentitud de movimientos, inestabilidad postural...)llevan a algún facultativo a dar con la tecla y poner nombre al calvario del paciente:Parkinson, la segunda enfermedad degenerativa más frecuente tras el Alzheimer y cuyo origen es aún una incógnita.

 

Se estima que esta patología -el domingo se celebró el Día Mundial del Parkinson coincidiendo con el aniversario del nacimiento de su descubridor, el neurólogo británico James Parkinson- afecta a cuatro millones de personas en todo el mundo, 100.000 en España y unas 10.000 en Andalucía, según explica el presidente de la Asociación de Enfermos de Parkinson de Andalucía, José Ramón Orihuela, que sufrió en sus propias carnes este itinerario "de despacho en despacho de médicos" hace diez años.

Y es que, los síntomas iniciales de la enfermedad son "muy confusos y variables" pues pueden ir desde el estreñimiento y otros problemas digestivos a la pérdida de la capacidad olfativa o problemas cardiovasculares. Es cuando aparecen los más visibles, como los temblores, cuando se suele diagnosticar la enfermedad. Para entonces, ésta se ha podido estar desarrollando durante quince o veinte años y el 90% de las células nerviosas vinculadas a la psicomotricidad ya están muertas, explica la neurobióloga del Instituto de Parasitología y Biomedicina López Neyra de Granada, Sabine Hilfiker, que dirige en este centro dependiente del CSIC una investigación que analiza el posible origen genético del Parkinson. Por ello la mayoría de los casos se diagnostican a partir de los 60 años, si bien cada vez se avanza más en la detección precoz y tanto la investigadora como el presidente de la asociación de enfermos reconocen que empieza a ser frecuente encontrar pacientes de 30 años.

Hilfiker subraya que en esta enfermedad hay una variante familiar, con un claro origen genético pero que supone sólo el 10% de los pacientes, y una variante esporádica, que representa la mayoría de los casos. La investigación de este grupo ha revelado que en un alto porcentaje de los casos del segundo grupo aparecen mutaciones en los mismos seis genes en los que surgen en la variante genética y dos de ellos "codifican para enzimas de proteínas que añaden fosfatos a otras células y resultan idóneos para inhibir su actividad con fármacos". La neurobióloga es prudente al hablar de una posible cura de la enfermedad pero sí reconoce que la identificación del origen genético facilitaría el diagnóstico precoz y el tratamiento.

La terapia celular también es objeto de un proyecto de investigación en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, subvencionado con 84.400 euros por la Junta, para cultivar células neuronales que se puedan trasplantar y ralentizar así el progreso de la enfermedad. El hospital sevillano, junto al Virgen de las Nieves de Granada, realiza intervenciones quirúrgicas de estimulación cerebral profunda para pacientes en fase muy avanzada, y en centros de Sevilla, Málaga y Córdoba se ha incorporado un sistema de diagnóstico con gammacámara (SPECT) que permite estudiar la parte concreta del cerebro afectada.
La asociación de enfermos de Andalucía alaba el nivel de investigación de la enfermedad en la comunidad pero reclama un centro de referencia, mientras a nivel nacional está en proyecto la creación de un centro de este tipo en Cartagena.

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