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Sinfonía de burbujas para el capital móvil

La reacción de multitud de agentes económicos ante el esperado decaimiento del negocio inmobiliario es sorprendente. Ya sabíamos y escribíamos hace tiempo, que la burbuja tenía un techo. Ya decíamos que cuanto más tiempo en tocarlo más difícil sería reponerse.

el 15 sep 2009 / 00:53 h.

La reacción de multitud de agentes económicos ante el esperado decaimiento del negocio inmobiliario es sorprendente. Ya sabíamos y escribíamos hace tiempo, que la burbuja tenía un techo. Ya decíamos que cuanto más tiempo en tocarlo más difícil sería reponerse. Ya sabíamos y escribíamos, que la economía española, al igual que la internacional, estaba generando una dependencia insoportable que con el tiempo se mediría en términos de desempleo, inestabilidad, inflación...

Lo sabíamos y lo escribíamos sin ningún mérito, porque era evidente en grado sumo. Por ello me asombra tanto que los empresarios mostraran tanta confianza en el sector el año pasado y ahora expliciten una sinfonía de frustraciones.

Una parte de los efectos anunciados están por llegar en la intensidad prevista, como el aumento de la xenofobia hacia los inmigrantes pobres que ocuparon los nichos laborales menos atractivos para la población autóctona.

El ímpetu inmobiliario se alimentó de la burbuja financiera, asfixiada ya en 2001 desde la bolsa estadounidense. Esa ingente cantidad de dinero ya ha encontrado otro barco en el que navegar: la energía. La época de las burbujas no ha hecho más que empezar.

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