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Síntomas

Tras el doble choque España-Turquía, la conclusión prácticamente unánime de los iluminados del fútbol fue que, como los equipos grandes, la selección ya gana aun sin merecerlo. Es una combinación de savoir faire, calidad y suerte, pero, en definitiva, es ganar. La jornada pasada, los tres primeros de la Liga, Barça, Madrid y Sevilla...

el 16 sep 2009 / 01:13 h.

Tras el doble choque España-Turquía, la conclusión prácticamente unánime de los iluminados del fútbol fue que, como los equipos grandes, la selección ya gana aun sin merecerlo. Es una combinación de savoir faire, calidad y suerte, pero, en definitiva, es ganar. La jornada pasada, los tres primeros de la Liga, Barça, Madrid y Sevilla, ganaron de la misma forma: los tres por 0-1, los tres convirtiendo los goles en la primera parte, los tres goles de los tres delanteros (Eto'o, Higuaín y Kanouté) y, seguramente, los tres sin merecerlo del todo.

Fueron victorias distintas (unos más consistentes, otros más conservadores, con rivales inferiores pero que no lo fueron, y con más o menos ocasiones en contra), pero victorias. Contaban, además, con los efectos del virus FIFA: ausencias en sus alineaciones, y titulares que, aun presentes, estaban ausentes. A pesar de ello, ganaron. 0-1, tres puntos, y a casa. El cuarto, el quinto y el sexto perdieron. Síntomas claros. Síntomas de que su posición, la de los tres, no es casual, y de que su posicionamiento cara al último tramo liguero es el idóneo para alcanzar sus objetivos. Síntoma también es lo del Atlético de Madrid, toreando a Barça, Villarreal y Madrid, y perdiendo miserablemente con Mallorca y Osasuna (¡Menos mal que no vino al Sevilla el tal Ujfalusi!).

Síntoma es que un equipo cambie de entrenador faltando nueve jornadas, aunque parece claro que algo había que hacer. Y síntoma es que el Middlesbrough (rival del Sevilla en la final de la primera UEFA) esté a cinco puntos de la salvación, y lleve 19 partidos sin ganar, condenado, salvo milagro, al descenso, mientras que el Sevilla está cumplimentando la mejor liga de su historia, además de los logros conseguidos desde aquella final. Pero todo ello son sólo eso, síntomas, indicios. Nos enseñan el estado de un paciente, y aventuran un desenlace final. Pero cuántas veces hemos escuchado diagnósticos erróneos por confundir los síntomas. Es bueno atender a los síntomas, pero lo más seguro es diagnosticar correctamente y seguir el plan a rajatabla. Y el plan dice que la siguiente píldora se llama Getafe.

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