Economía

Síntomas de una adelantada crisis de los 40

El presidente hizo una llamada a la empresa andaluza para que se asocie a la CEA porque, sostuvo, se trata «de una inversión».

el 25 abr 2014 / 00:04 h.

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El escenario, la capilla del antiguo convento de la Magdalena de Antequera, hoy reconvertido en un hotel de cinco estrellas con amplia clientela de golfistas –jugadores de golf–. En el altar mayor, bajo la cúpula y frente a un dosel pintado que recubría el camarín y el sagrario, se sientan González de Lara and company para primero celebrar la asamblea anual ordinaria –números, actividades y fotografías varias– y después conmemorar el 35 aniversario de la constitución de la patronal. Tal y como está su situación financiera, esta treinteañera sufre una adelantada crisis de los 40, y se enfrenta a qué quiere ser de mayor sin abandonar los principios y valores bajo los que fue parida. Imagen de la antigua capilla del hotel Convento de la Magdalena de Antequera durante el ‘cónclave’ empresarial de ayer. / EL CORREO Imagen de la antigua capilla del hotel Convento de la Magdalena de Antequera durante el ‘cónclave’ empresarial de ayer. / EL CORREO Cierto morbo había por saber cuál sería la respuesta del empresariado a la convocatoria de un presidente que ni cien días lleva en el cargo, que preconiza una nueva CEA –en el modelo, pero sin lograr ni querer romper con las personas– y que irradia claridad y meridiana transparencia. Y llenó. Sí, y con muchos sevillanos, y ello pese a que no pocos se perdieron por el camino y véanlos ahí bajando en sus cochazos por un camino de cabras, malditos GPS... Los ocho presidentes provinciales –no faltó ni el de Sevilla, Miguel Rus– y Antonio Carrillo, el secretario general de hoy y de siempre en la CEA, fueron llamados para ratificar con su rúbrica el acta fundacional y los principios y valores con los que, allá por 1979, fuera concebida: unidad, compromiso e independencia. Y en la foto de familia, los citados más familiares de los ya fallecidos Manuel Martín Almendro, Manuel Otero Luna y Rafael Álvarez Colunga, además de Santiago Herrero León, el presidente de la Fundación Cajasol, Antonio Pulido, y, por último, el alcalde de Antequera, Manuel Barón. Éranse todas palabras de aliento. «Podemos despegar», dijo Barón. «Se vislumbran luces aún frágiles pero esperanzadoras», comentó Pulido. «Los valores de ahora son los mismos con los que fue fundada la CEA», aseveró González de Lara. Sentencias que retumbaron en el enclave de lujo, pero a «coste cero», gentileza de Cajasol y de la cadena propietaria del hotel Convento de la Magdalena, que no están los tiempos ni tampoco las cuentas para dispendios. El presidente hizo una llamada a la empresa andaluza para que se asocie a la CEA porque, sostuvo, se trata «de una inversión». Y cuanto más fuerza, más representación. Se quejó del rechazo que aún genera en la sociedad la palabra empresa, y se percibe incluso «en el lenguaje». ¿Por qué lo llaman emprendimiento y similares cuando realmente quieren decir empresas y empresarios? Un González de Lara crecido –hay que reconocer la suma atención del respetable que abarrotaba la capilla empresarial– reivindicó la importancia de la empresa como «única generadora de empleo» y, por tanto, su función social. Y arriesga. Y es innovadora. Y es luchadora. «Mi petición para todos vosotros: que sigáis creyendo en una CEA fuerte y dinámica y confiando en nuestra capacidad para liderar el desarrollo de Andalucía». Concluye el sermón, podéis ir en paz.

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