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Sobre los recortes fiscales

Se atreverá algún representante político electo, pasadas las elecciones mayores, a defender, por lo menos, el mantenimiento de nuestro nivel de imposición o se han vuelto todos definitivamente partidarios de bajar los impuestos?

el 15 sep 2009 / 02:41 h.

Se atreverá algún representante político electo, pasadas las elecciones mayores, a defender, por lo menos, el mantenimiento de nuestro nivel de imposición o se han vuelto todos definitivamente partidarios de bajar los impuestos? Por si ese fuera el caso y necesitara argumentos, que observe lo que pasa en los países de nuestro entorno con las grandes cifras públicas recientemente publicadas por Eurostat (Statistics in focus 6/2008), lo compare con la situación española y saque conclusiones. Empecemos con los gastos, que es para lo que se utilizan los impuestos, quieras que no. La ratio entre los gastos de las administraciones públicas de la UE y el PIB alcanzó en 2006 su nivel más bajo de los últimos años, un 46,8% frente al 47,5% de 2003. Esta misma tendencia se ha observado en los países de la Zona Euro, pero con una ratio un poco mayor (47,3%). Las diferencias entre estados son relativamente importantes. En cinco de ellos, el gasto representa más del 50% del PIB (Suecia: 56%, Francia: 53%, Hungría: 52%, Dinamarca: 52% e Italia: 50,1%. En el otro extremo, cuatro países arrojan una ratio inferior o igual al 35% (Rumanía: 35%, Irlanda: 34%, Lituania: 34% y Estonia: 34%). En España nos situamos mucho más cerca de este segundo grupo. En concreto, estamos en un 38,6% frente al 39,1% de 2000.

Si nos fijamos en la otra cara del presupuesto los resultados, también a nivel europeo, son algo diferentes, y confirman que, mal que bien, los países europeos se están ciñendo a las normas de estabilidad presupuestaria. En líneas generales nos encontramos con que después de un periodo de estancamiento, el nivel de imposición ha venido aumentando a partir del año 2004. Así, en el año 2006, la citada relación ha representado el 45% del PIB, la ratio más elevada desde hace cinco años. Aquí las diferencias nacionales también son acusadas. Las ratios más bajas se detectan en Rumanía: 33%, Lituania: 33 % y Eslovaquia: 34%. Las más elevadas se presentan en Suecia: 58%, Dinamarca: 56% y Finlandia: 53%. En lo que toca a este parámetro estamos más cerca de la media. Así, España ha evolucionado del 38,1% en 2000 al 40,4% en 2006. Centrándonos en nuestro país, hay que resaltar la asimetría en la dinámica de los ingresos y los gastos. Mientras los primeros crecen los segundos disminuyen. Esto es lo que ha permitido, lógicamente, el 1,5% de superávit del Sector Público. Con toda seguridad este comportamiento ha venido posibilitado por el juego de los estabilizadores automáticos del presupuesto (impuestos flexibles y subsidio de desempleo) en una época de excepcional crecimiento económico.

Si nos atenemos a las peores previsiones sobre la evolución de la economía española, todo parece indicar que en los próximos años se van a invertir las tendencias: crecerá sustancialmente el gasto por efecto del incremento del paro a la par que se reducirá la recaudación por los impuestos ligados a la actividad económica. Ahora bien, se podrá hacer frente a la nueva situación sin incurrir en desequilibrios desmedidos (léase EEUU) debido, precisamente, a que no se han bajado sustancialmente los impuestos en estos últimos años, tal como se viene voceando secularmente con tanto éxito como poco fundamento. De haber sucumbido a las tentaciones reduccionistas de la presión fiscal, el panorama con el que se enfrentarían a partir de ahora los responsables de la política económica sería desolador (léase, otra vez, EEUU) y terminarían resultando damnificados los de siempre, primero los más desfavorecidos de nuestra sociedad y a continuación el resto.

Catedrático de Hacienda Pública

jsanchezm@uma.es

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