Ventidós sevillanos son miembros de Mensa, la sociedad que desde 1946 identifica y reúne a los más inteligentes del planeta para que se consuelen y se diviertan. Pocos son: según la ley de los grandes números, dos de cada cien individuos tienen la materia gris metalizada, así que todavía habría otros 14.000 en Sevilla capital y 22.700 en los pueblos que bien podrían ingresar en el selecto club de Isaac Asimov, Arthur C. Clarke, Jodie Foster, Stephen Hawking y Lisa Simpson, su único miembro de dibujos animados.
La suspicacia, un don bastante más democrático que la inteligencia, suele extender una bruma de sospecha alrededor de cualquier atisbo de distinción. ¿Será un sacaperras?: he aquí una de sus preguntas preferidas. No lo parece; la tarifa de Mensa es más barata que, por ejemplo, el pase de temporada de Isla Mágica: 43 euros al año. Si cobrasen más habría que rehacer los tests de inteligencia. En los parques temáticos, en cambio, se ve a gente haciendo cola en taquilla para que la empapen de agua hasta las pestañas o la revoleen sin compasión.
Entre los 22 sevillanos inscritos hay siete estudiantes, cuatro informáticos, tres ingenieros, un comercial, un empleado de banca, un directivo, un arquitecto, un piloto, un jubilado, una modelo y un actor. Lo único que tienen en común, aparte del gentilicio, es la curiosidad.
El botón de muestra es Carlos Delgado, de 24 años, estudiante de Ingeniería de Telecomunicaciones, poseedor de un magnífico ejemplar de cociente intelectual (155 en la escala Cattell, cuando lo normal es 130) y socio de Mensa desde los 18 años. Lo es para conocerse mejor, para encontrar a otros parecidos a él y para relacionarse con quienes tengan inquietudes similares, porque, al final, listos y tontos todos queremos lo mismo. Y entre otros beneficios, "un ambiente agradable en el que poder expresarme sin miedo a ser tildado de pedante".
Más datos: 1.371 socios de Mensa en toda España, de los cuales hay 6 en Almería, 15 en Cádiz, 10 en Córdoba, 20 en Granada, 4 en Huelva y 26 en Málaga. Para ingresar, basta con que un psicólogo colegiado certifique que el aspirante posee un cociente intelectual superior al 98% de la población; si no, la propia Mensa realiza tests supervisados por psicólogos, a 15 euros el pelotazo. También ofrecen pruebas de calentamiento gratuitas en su página web; he aquí una de las preguntas: Estas palabras forman una progresión lógica: clama, babero, accione, dardos, envide, alifafe. ¿Cuál es la siguiente? a) muerte; b) agrego; c) opción; d) símil. A ver, a ver.
"Una cosa que los socios aprecian en sus relaciones entre ellos es el tipo de humor que se desarrolla", dice el presidente de Mensa España, Javier Achirica, ya que cogen los chistes a la primera. Y no sólo los chistes: "Te encuentras en un entorno donde digas lo que digas lo van a entender y no vas a tener que tener cuidado en no parecer bicho raro" y, para colmo, "no es raro que surjan fuertes amistades y parejas dentro de Mensa".
¿Qué hacen los listos cuando se juntan? ¿Tormentas de cerebros? Pues no siempre. El plan en Mensa es debatir por grupos (cine, libros, política, sociedad, economía, religión...) y, aparte de eso, nada muy distinto de lo que acostumbran en el Club de Amigos del 600: viajes culturales, rutas gastronómicas, cenas, una fiestecilla de vez en cuando. A internet le sacan humo los grupos de charla: sexo, jardinería, montañismo, filosofía, cocina, música... "¿Qué hacemos con el carnet? Pues es un tema que alguna vez ha tenido bastante debate", comenta Achirica. "Alguno decía que iba muy bien para quitar el hielo del parabrisas del coche". Ése seguro que no era sevillano.