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Soledad Becerril : "Lo discriminatorio es no tener comida"

La Defensora del Pueblo ha insistido en el Club Antares en que ve "de lo más razonable" abrir los comedores escolares durante la época de verano.

el 23 jun 2014 / 19:33 h.

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La Defensora del Pueblo participó ayer en una almuerzo-coloquio en el club Antares en el que habló de actualidad y también recordó su etapa de alcaldesa. / José Luis Montero La Defensora del Pueblo participó ayer en una almuerzo-coloquio en el club Antares en el que habló de actualidad y también recordó su etapa de alcaldesa. / José Luis Montero Poniendo como ejemplo al Santo Job como el primer quejoso registrado del que se tiene noticia, Soledad Becerril recordó ayer que «la cultura de la queja» no solo es un fenómeno antiquísimo y equilibrador de las sociedades, sino que también distingue a los regímenes libres de los que no lo son. «Afortunadamente, en las democracias tenemos este sistema», en alusión a su institución y otras similares. Fueron casi las últimas palabras de una alocución en el club Antares donde la Defensora del Pueblo y antigua alcaldesa de Sevilla, rodeada de amigos, empresarios y autoridades, reiteró su sugerencia sobre la necesidad de mantener abiertos los comedores escolares durante el verano en los casos en los que «exista una necesidad» y se congratuló de dos logros recientes de su oficina que afectan a la reforma fiscal: la recomendación de que no se pague plusvalía en los casos de dación en pago de la vivienda y que las subvenciones a organizaciones sin ánimo de lucro no se declaren hasta recibida la cuantía. Sobre el asunto de los comedores escolares, Becerril explicó que ha hecho la sugerencia a la vista de los datos que le han llegado de Cáritas, Save The Children, Unicef y otras entidades protectoras de los derechos de la infancia, aclarando, eso sí, que ella no puede «forzar a nadie». «Yo no soy el Ejecutivo ni soy la alcaldesa. La valoración de si es necesario o no la tendrán que hacer los órganos ejecutivos de las comunidades autónomas y los alcaldes, si así lo desean». Sobre el comentario de que en algunas comunidades se ha objetado que esa medida generaría una excesiva visibilidad de la pobreza y produciría discriminación a favor de los beneficiados, Becerril precisó que «al contrario, lo que es discriminatorio es no tener comida». Entre los temas candentes que nutrieron su conferencia y la posterior ronda de preguntas, la Defensora del Pueblo se detuvo especialmente en el caso de las fronteras de Ceuta y Melilla, que no es que lo sean de España sino que «son fronteras de la Unión Europea y la Unión Europea no puede desentenderse», dijo. Habló del plan de 14 milones de euros para reforzar la valla advirtiendo de que «eso no va a terminar con la cuestión», porque esas personas están decididas a saltar las vallas «y muchos lo van a lograr. A pesar de todo. Porque las condiciones de vida de los países de los que proceden son insostenibles, y no van a cesar. Aunque subamos la valla seis metros más. Es imprescindible el acuerdo con sus países de origen. No hay otra salida». En el acto de Antares estaban presentes varios responsables políticos actuales, empezando por el alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, pero sobre todo se produjo un pequeño revival de la época de alcaldesa de Soledad Becerril, con José Rodríguez de la Borbolla, expresidente de  la Junta y exportavoz del grupo municipal socialista; Luis Pizarro, exportavoz del grupo municipal de IUCA y actual adjunto al Defensor del Pueblo Andaluz, Jesús Maeztu (también presente)... y, entre otros, quien fuera delegado municipal de Seguridad Ciudadana, Luis Miguel Martín Rubio, quien se encargó de la presentación de la conferenciante. Una presentación emotiva –también referencia obligada al duro trance del asesinato de Alberto Jiménez Becerril y su esposa a manos de la ETA– y repleta de guiños humorísticos en la que recordó, entre otras anécdotas, aquella ocasión en que se escapó un mono del circo en las vísperas de la Feria «que se hizo fuerte en el depósito de la grúa» o, hablando de fauna, cómo la entonces alcaldesa lo llamó por teléfono un Domingo de Ramos mientras estaba en misa para que fuese a los Terceros corriendo, que andaba ella allí en los prolegómenos de la salida de la Cena, para que echase a un hombre que estaba allí con una trompeta y una cabra dando la murga. Y Martín Rubio recordó aquello con las palabras: «Dile a ese señor que se disuelva». Precisamente por haber sido alcaldesa, Soledad Becerril quiso ayer ponerse del lado de los políticos honestos y a pie de calle que se dejan la piel en el empeño y son lo opuesto a esa corrupción y a esa incompetencia que están detrás de la desafección de los ciudadanos por la política. «Hay decenas de miles de concejales, de cargos públicos que prestan servicios extraordinarios, por amor a su trabajo y a sus vecinos». Por último, en el turno de preguntas, Becerril dijo que «sería muy bueno y necesario» un acuerdo educativo entre los grandes partidos, lamentó la lentitud de la justicia y confió en que se les devuelvan a los funcionarios las pagas no cobradas. Hay «253.000 solicitudes de recurso de inconstitucionalidad contra el decreto que suspendía una parte de la paga extra. El tribunal no se ha pronunciado todavía». Y sobre los que no son funcionarios, manifestó: «Ojalá las empresas puedan poner al día los sueldos que han tenido que recortar».  

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