Que los hombres y mujeres no son iguales es una afirmación más que evidente, pero que cobra aún más fuerza en un tema tan delicado como la delincuencia. Si se analizan los datos de la población presidiaria de España los hombres ganan por goleada: un 91,9% de presos frente a un 8,09% de reas.
Este tremendo escalón tiene una explicación sencilla según el profesor de Criminología de la Universidad de Valencia Vicente Garrido: la mujeres tienen más autocontrol para la violencia por factores biológicos y educativos. Esto hace que pocas mujeres estén involucradas en asesinatos y cuando lo hacen, según este criminólogo, en la mayoría de los casos es porque sufren un trastorno de personalidad o lo hacen en compañía de un hombre, es decir, "por solidaridad con él".
Garrido insiste en que "nunca ocurrirá que las mujeres igualen a los hombres en los delitos más importantes". "Las agresiones, los robos con violencia, las violaciones son propios del hombre", reitera. Esto se debe a que las mujeres tienen más empatía, más autocontrol con la violencia, porque están más preparadas para la protección de la vida, dice Garrido, quien apostilla que son las grandes ausentes en los grandes conflictos, porque la violencia es como "tabú" para ellas.
La explicación que ofrece la subdirectora general de Tratamiento y Gestión Penitenciaria del Ministerio del Interior, Concepción Yagüe, es muy similar a la de Vicente Garrido, aunque Yagüe aporta también el dato del "control social", las mujeres siempre han estado más protegidas que el hombre y por ello han delinquido menos, "no lo necesitaban". De hecho, advierte de que la mayoría de las encarceladas en las prisiones españolas son mujeres con responsabilidades familiares, que tienen hijos a los que alimentar y problemas económicos, y por ello delinquen, "eso sí, no son violentas, se dedican fundamentalmente al tráfico de drogas a pequeña escala o son muleras -transportan droga en su interior-, para subsistir. Son mucho menos sofisticadas que los hombres".
De todos modos, estos delitos que cometen las mujeres, aunque no son violentos, actualmente conllevan penas de cárcel altas, entre 8 y 9 años, "mientras que los robos contra la propiedad, delitos más propios de hombres, tienen condenas mucho más bajas", informa Yagüe.
Esta responsable de Instituciones Penitenciarias va más allá al afirmar que las mujeres que se dedican a vender droga en la puerta de su casa creen que este delito no hace daño y en muchas ocasiones se dedican a traficar porque se "contagian de valores asociales, es decir, hacen lo que ven en la calle, donde la fuente de ingresos no pasa por el sacrificio ni el esfuerzo. La subsistencia se encomienda al azar o a los servicios sociales. Entienden que las gratificaciones han de ser inmediatas, a lo que se une la ambición y la envidia al éxito fácil". Esto se debe a que el nivel de estudios de estas mujeres es bajo, han tenido una infancia muy difícil, marginal y carente de oportunidades de afecto.
Según los datos del Ministerio del Interior, la edad media de las mujeres que está en la cárcel es de entre 37 y 38 años, aunque Yagüe señala que también se dan casos de mujeres de 60 años, las abuelas, que se están dedicando a la venta de droga al detalle.
Los hombres, en cambio, insiste esta responsable de Instituciones Penitenciarias, ingresan más en prisión por cometer delitos con fuerza física, que siempre ha estado más legitimado entre ellos, y al igual que Vicente Garrido, Yagüe señala que las mujeres no usan la violencia porque han sido preparadas para conservar y dar vida.
Los delitos por los que se encarcela ahora a las mujeres son diferentes a los de hace años, antes estaban relacionados con la moral, es decir, por ejercer la prostitución, fundamentalmente.