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¿Sólo gestos?

En la era de la comunicación los gestos importan, pero lo que de verdad es imprescindible es la coherencia, trasmitir seguridad respecto a los propios mensajes. Eso es lo que no debió olvidar el Presidente Zapatero ante su anfitrión Berlusconi...

el 16 sep 2009 / 08:39 h.

En la era de la comunicación los gestos importan, pero lo que de verdad es imprescindible es la coherencia, trasmitir seguridad respecto a los propios mensajes. Eso es lo que no debió olvidar el Presidente Zapatero ante su anfitrión Berlusconi. No hacía falta ser descortés para dejar claro que en esa materia, la del respeto a la igualdad de las mujeres, -como en otras- el primer ministro italiano y él no piensan lo mismo. En cambio la falta de ese gesto es decepcionante. Así como inútil es el esfuerzo realizado desde su equipo para intentar quitar importancia al asunto.

Afirman que es muy clara la apuesta de este gobierno con la protección de los derechos de las mujeres, pero olvidan que hay momentos en los que hay que dar la cara, ser consecuente, y en esta ocasión no se supo reaccionar. Lo extraño es que nadie hubiera previsto lo que iba a ocurrir y que no prepararan una respuesta digna. O en su defecto, ver en ejercicio el sentido común del Presidente.

Lo peor es que no hay rectificación y cuesta escuchar a las mujeres del gobierno despejando este balón. Argumentan los socialistas de que en las filas populares todo vale. Como definir de gesto trasnochado el puño alzado, a la vez que defienden la escultura de homenaje a José Antonio en Granada.

O hablar de transfuguismo en Benidorm, donde los concejales rebeldes saldrán del PSOE, sin que el PP tome medidas con decenas de sus ediles que hicieron lo mismo. Pero cada cual dará cuenta de los suyo. Convendría recordar al PSOE cuando Zapatero decidió quedarse sentado ante la bandera de EEUU. Aquello fue un gesto, que defendió como coherente, que le dio amigos y enemigos, pero que hizo sin temer ser descortés.

Ahora un buen gesto sería corregir y aprender. Porque la gente sabe distinguir. Como prueba y lección, el aplauso unánime que recibió el culé Iniesta en el campo de su rival, el Getafe. Era un tributo a su genialidad y entrega en la selección española. Era solo un gesto espontáneo, pero reforzaba lo común y debilitaba el frentismo, catalanista o españolista, que envalentonado estos días, no duda en utilizar "colores y banderas" para separar.

Periodista

opinion@correoandalucia.es

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