Por cada mujer directiva hay diez hombres, una empleada cobra 1,49 euros menos la hora que su colega, las mujeres acaparan tres cuartas partes del trabajo a tiempo parcial y los alcaldes y concejales duplican a las ediles. Con indicadores como éstos se calcula el Índice de Desigualdad de Género que sitúa a Andalucía a la cola en igualdad.
Los investigadores Eduardo Bericat y Eva Sánchez han construido este índice (IDG) a partir de 23 indicadores distribuidos en tres ámbitos: educación, empleo y poder, con el objetivo de poder hacer un seguimiento de la evolución y comparar la situación andaluza con la del resto de comunidades, según destaca Bericat. Sus cálculos aparecen recogidos en el estudio Balance de la desigualdad de género en España, publicado por el Centro de Estudios Andaluces (Centra).
Se considera que una sociedad es más igualitaria cuanto más se aproxime este índice a 0. A partir de hay, si el índice va de 0 a 1 la desigualdad existente es a favor de los hombres y si va en sentido contrario la desigualdad es a favor de las mujeres. La media española es de 0,426 pero la andaluza se aleja aún más de la igualdad con un IDG de 0,499. Sólo en Murcia el desequilibrio es mayor (0,526).
Atendiendo a cada uno de los ámbitos medidos, Andalucía supera siempre el índice español de desigualdad. En educación, donde se miden aspectos como el nivel académico, el tipo de estudios realizados y el uso de las nuevas tecnologías, es la tercera comunidad menos igualitaria -sólo superada por Murcia y Asturias-. Sin embargo, es en este ámbito donde se produce el único desequilibrio a favor de las mujeres, relativo al nivel de estudios pues si el 12% de los hombres entre 16 y 40 años tiene un título universitario, la cifra se eleva al 17% en el caso de las mujeres. Sin embargo, la selección de estudios de unos y otras "sigue reflejando los roles tradicionales", explica Bericat, pues mientras el 33,2% de los universitarios escogen carreras científico-técnicas, sólo el 11,63% de las estudiantes se decantan por éstas.
En cuanto a la desigualdad laboral -índice para el que se miden las tasas de actividad y empleo, el salario así como el tipo de contrato, jornada y ocupación-, sólo Castilla La Mancha supera a Andalucía. Por contra, la comunidad con un mercado de trabajo más igualitario es Madrid.
Es en el poder donde se encuentran los índices de desigualdad más altos en favor de los hombres. De nuevo Andalucía es la segunda comunidad menos igualitaria, sólo superada por Murcia. En el otro extremo se sitúa el País Vasco. Este índice mide el poder político (proporción de hombres y mujeres entre alcaldes, concejales y parlamentarios), gerencial (directivos de empresas y administraciones públicas) y social (jueces y profesiones prestigiosas). En los dos últimos Andalucía está entre las comunidades menos igualitarias pero en el poder político donde está por encima de la media nacional en igualdad -mayor en la política autonómica que en la local- aunque no logra la equiparación.
Para Bericat, los indicadores educativos reflejan una tendencia al cambio que aún tardará años en reflejarse en el mercado laboral. Para invertir las cifras en el poder, abogó por política públicas de discriminación positiva.
