Sevilla se aferra a su cruzada particular para mantenerse por encima de los 700.000 habitantes, clave para mantener tanto los fondos del Estado como sus 33 concejales. Y, para ello, no sólo tendrá como aliado a la inmigración -clave en el último padrón que publicó el Instituto Nacional de Estadística (INE) con fecha de 1 de enero de 2009-, sino también a un repunte de los nacimientos.
Sevilla es la segunda capital española en crecimiento vegetativo, es decir, la diferencia entre el número de nacidos y el de fallecidos en un lugar durante un año. La capital registró un aumento de 2.741 personas en 2009, sólo superado por Madrid, que creció en 14.406. Por detrás de Sevilla se sitúan otras grandes urbes con mayor población, como Barcelona (1.794) o Valencia (-439). Gracias a este crecimiento, también toma distancia con Zaragoza, que se postulaba hace seis meses como la gran aspirante para desbancar a Sevilla como cuarta ciudad más poblada del país. Pero para ello tendrá que mejorar su crecimiento vegetativo que es más de cuatro veces inferior al hispalense -641 personas más en el último año-.
Este aumento tiene su razón de ser en el baby boom sevillano, ya que a lo largo de 2009 han nacido 11.236 bebés, cifra sólo al alcance de Madrid y Barcelona y algo por encima de Valencia, a la que supera por 1.200 alumbramientos, y Zaragoza, que registró 7.710 nacimientos. Estas cifras se dispararon en buena parte a una razón: el boom demográfico que se registró en 1980 y que ha permitido que en la actualidad haya un elevado número de parejas jóvenes dispuestas a engendrar.
Esa teoría también ha quedado plasmada, por ejemplo, en el número de matrimonios. Sevilla fue la tercera capital española en número de enlaces en 2009, con 3.259. Madrid y Barcelona están muy por encima de esos registros, pero no así Valencia y Zaragoza, que se quedaron en 2.851 y 2.325 matrimonios respectivamente.
Estos registros de 2009 serán claves para que Sevilla se mantenga por encima de los 700.000 habitantes en el próximo padrón, que se cierra con la fecha de 1 de enero de 2010. El Ayuntamiento trabaja desde hace tiempo con la mente puesta en este padrón, ya que es el que se toma como referencia para las elecciones municipales de 2011. Y es que el hecho de estar por debajo del listón de los 700.000 habitantes traería sus consecuencias. Primero supondría la reducción de los fondos del Estado que dependen exclusivamente de la población. Y en segundo lugar, pero no menos importante, el Consistorio perdería peso político, ya que tendría dos concejales menos, es decir, 31 frente a los 33 ediles actuales.Pero los datos invitan al optimismo y no sólo por los nacimientos registrados en 2009.
La otra pata del crecimiento demográfico, la inmigración, también se mantiene al alza. La campaña de empadronamiento iniciada en su día por el Ayuntamiento entre la población extranjera ha dado sus frutos. Entre 2003 y 2008 se ha triplicado el número de inmi- grantes censados, con 34.679 extranjeros, más de la mitad de los que hay en la provincia.
Y aún hay margen de mejora, ya que según explicó a principios de año la Delegación de Relaciones Institucionales, estima que hay una población flotante de 30.000 personas que residen en Sevilla por periodos cortos de tiempo y no formalizar su registro en el padrón local.Para no perderlos, el Consistorio ha puesto en marcha mecanismos para registrarlos: las sedes de los distritos han abierto por las tardes para ellos, se han hecho campañas en ONG y asociaciones e incluso se ha prestado asistencia jurídica a todos los extranjeros sin papeles para que accedan a la documentación necesaria en virtud de un convenio con el Comité Español de Ayuda al Refugiado (CEAR). Todo con un único objetivo: seguir en la órbita de los 700.000 habitantes.
