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"Sólo me interesa escribir sobre mí en la medida en que me acerca a los demás"

Versos con fundamentos que vienen de muy lejos, pero con los pies muy bien puestos en el presente: eso es lo que esta autora propone en su última entrega, publicada por el sello Delirio.

el 01 oct 2012 / 13:12 h.

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Carmen Camacho, con el puente de Triana al fondo: una autora que nunca se queda con una sola orilla.

"Este libro es una tía plantada en su ahora, a la que le pasan cosas, que va sintiendo y relacionando. Un libro de presente archipuntual". Así resume Carmen Camacho Campo de fuerza, (Alcaudete, 1976) el espíritu de su quinto libro, que acaba de ver la luz en el sello salmantino Delirio.

Un volumen que, según esta inquieta sevillana de adopción, "habla de que todos somos elementos dentro de un campo de fuerza, y como tal sometidos a imantaciones, repulsiones, desórdenes y armonías. Una vive plantada ahí en medio, y ve cómo el campo de fuerza te arrastra, te afecta e incluso te devora", asegura.

Este juego con conceptos técnicos ha propiciado que el libro "sea muy físico", lo que emparenta a Camacho con esa generación de poetas españoles que parece haberle perdido el miedo a las ciencias puras, de Andrés Neuman a Agustín Fernández Mallo. "Pero lo es de una manera que tiene que ver sobre todo con la precisión del lenguaje", especifica. "En medio de los conceptos físicos se entrevera mi propia voz, se meten la casa y sus ruidos, los botellines de cerveza en un bar, letrillas flamencas, todas esas cosas que son muy de mi entorno. Tengo, por ejemplo, un poema titulado España 1-Holanda O, que habla de aquel partido mezclado con el segundo principio de la termodinámica", agrega la autora.

Así, otro poema titulado Estrella no deja ni huella es la prueba definitiva de que la poesía de Camacho no despega los pies de la realidad inmediata: "Limpio con furia el espejo:/ feroz azote del trapo/ mi azogue contra su azogue/ Y sin embargo, aquí siguen/ mis ojos/ a ambos lados de esta nada/ mirándome llorar"."Aquí hay viajes, calles, una frutería de Triana, amores y desamores, mudanzas, todo lo que nos pasa", explica la autora de títulos como Arrojada, 777 a venir de venir por venir o Minimás, quien reconoce que a menudo su poesía deja entrever un lado muy pop.

No obstante, Carmen Camacho tiene claro el poder de los versos para incidir no sólo en la vida de sus autores, sino también en la de aquellos que los leen. "La poesía es una tarea de conciencia, no sólo es un acto de expresión. Sólo me interesa escribir sobre mí en la medida en que me acerca a los demás. Este oficio es una forma muy directa de hacerlo y, además, es una forma emocionante", agrega.

Hija de un zahorí, a Carmen Camacho le han atraído siempre ciertas energías y fuerzas invisibles que determinan nuestra vida, y lo plasma en estas páginas: "He metido también intuiciones, augurios, barruntos a los que suelo estar muy atenta. Y todo el libro está cruzado de vuelos de pájaros, que probablemente sean la premonición más antigua. Escribo sobre fuerzas telúricas, otras sobre esa zona de sombras que es la casa, y también sobre el campo abierto: la entropía que puede traer un nuevo orden".

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