Local

Solo por Rachmaninov

el 30 oct 2012 / 21:43 h.

TAGS:

Paradójicamente tras los elogios que nos inspiró el concierto del sábado, el del lunes nos dejó desconcertados. Comenzó 20 minutos tarde sin que la organización diera una explicación; solo Ángel Romero pareció disculparse alegando la dificultad de afinar la cuerda destemplada por la intemperie. Los intérpretes parecían despistados ante los cambios de programa, y el público rompió frecuentemente la unidad de las obras con aplausos fuera de lugar. Kol Nidrei, obra de Max Bruch de inspiración hebrea, acusó desgana y poca motivación en manos de Nina Kotova y Ksenia Kogan. Romero acumuló todas sus intervenciones en la primera parte, comenzando con un horroroso Adagio del Concierto de Aranjuez, aflamencado en exceso, con cadencias enmarañadas y un acompañamiento pianístico mecánico y fúnebre. Con cinco de las Siete Canciones Populares de Falla, adaptadas para guitarra y violonchelo, se evidenció falta de coordinación y pérdida de estilo; solo Kotova destacó en lirismo con la Asturiana y la Nana. Donde más cautivó Romero fue con las composiciones de su padre Celedonio, para quien tuvo emotivas palabras. Todos estos despropósitos dieron paso al gozo en la segunda parte, con una Sonata de Rachmaninov magistral, suntuosa y apasionada, como merece este quinto concierto para piano del ruso. Con el sonido carnoso del violonchelo y musculoso de la pianista, la pieza del nunca suficientemente reconocido Rachmaninov brilló con la fuerza y la sensibilidad que merece. El disfrute continuó con Vocalise del mismo autor, fuera de programa.

  • 1