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Solos ante la urna con Braille

Unos 1.700 de los 68.000 ciegos que hay en España han solicitado votar con un nuevo procedimiento que garantiza mediante plantillas en lenguaje Braille el voto secreto de los invidentes.

el 15 sep 2009 / 01:17 h.

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Unos 1.700 de los 68.000 ciegos que hay en España han solicitado votar con un nuevo procedimiento que garantiza mediante plantillas en lenguaje Braille el voto secreto de las personas con esta discapacidad. Los que conozcan el Braille no precisarán ayuda para ir a votar.

Algo tan simple como acudir a un colegio electoral a votar. Hacerlo sin depender de nadie y sin el temor de que se sepa a quién has votado. Algo tan evidente, aunque resulte paradójico, hay que verlo con otros ojos para comprenderlo. Por ejemplo. Basta con cerrarlos y pensar cómo te buscas la vida para poder votar dentro de un colegio electoral. Es una tarea muy complicada.

Eso piensa Vicente Arroyo, un invidente sevillano de 41 años, que dirige en Brenes la red de sucursales de la ONCE de la comarca de La Vega. "Hasta ahora iba a votar acompañado de un familiar. Yo le decía a quién quería votar y él me alcanzaba la papeleta y el sobre que introducía a la urna". A Vicente no le gustaba nada que alguien, aunque fuera una persona de confianza, supiera a quién iba a votar. Además, le irritaba tener que dictar los nombres para que el acompañante los marcara en las papeletas del Senado, en las que figuran todos los candidatos de los partidos a la Cámara Alta.

Acuerdo nacional. Harto de esa dependencia, Vicente Arroyo no se lo pensó dos veces cuando tuvo noticia de que, por fin, la ONCE había llegado a un acuerdo con el Ministerio del Interior para facilitar la confidencialidad del votos de los ciegos.

Solicitó dentro del plazo -antes del pasado 11 de febrero- un maletín de votación que, cuando vaya a votar el 9 de marzo, estará a su exclusiva disposición en la mesa que le corresponda de su colegio electoral. "Para el Congreso -dice Vicente-, no hay problemas. Los sobres estarán escritos en Braille y de ahí sacaré la papeleta".

Para el Senado es un poco más complicado, "pero no difícil", cuenta Vicente. "Basta con superponer una plantilla en Braille agujereada sobre la papeleta con tinta y marcar con un boligrafo a los candidatos que va a elegir".

Aprovecha la ocasión para explicar que aunque parezca un capricho armar semejante follón para garantizar la confidencialidad -al fin y al cabo, algo que hacemos dos veces cada cuatro años-, la batalla de los ciegos va mucho más lejos. Se refiere a la carrera de obstáculos por obras mal señalizadas o por aceras inaccesibles en que se convierte la ciudad para un invidente y recuerda que el día 10 de marzo, en la estación de Brenes, deberá cuidarse de dar un paso más de los contados si no quiere dar con sus huesos en la vías del tren.

Excluidos de mesas. Ricardo Abad es otro de los 68.000 ciegos que hay en España. En los últimos días ha librado otra de las miles de pequeñas batallas que pelean los invidentes. La junta electoral de Sueca, en Valencia, le relevó como presidente de mesa a causa de su ceguera sin prestarle la asistencia a la que tiene derecho por ley. Pues bien, la candidata socialista por Valencia, María Teresa Fernández de la Vega, dijo ayer que "tomará medidas" para que no vuelva a plantearse una situación así.

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