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"Somos muy hormiguitas, queremos vivir de esto, no hacernos ricas"

Entrevista a Cristina Fernández, socia de La Herradura, una cooperativa en torno al mundo del caballo.

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De izquierda a derecha, las cuatro socias de La Herradura:Ana María Baus, Cristina Fernández, Rocío Figueruela y Marián Sillero. De izquierda a derecha, las cuatro socias de La Herradura:Ana María Baus, Cristina Fernández, Rocío Figueruela y Marián Sillero. Cristina Fernández es una de las cuatro socias, todas ellas pedagogas y psicólogas entre 30 y 37 años, de La Herradura, una cooperativa que nació en 2007 como centro de terapias ecuestres pero que ha ido diversificando su actividad, siempre en torno al mundo del caballo con una función socioeducativa, con excursiones escolares, cursos de equitación, campamentos urbanos y hasta celebraciones de cumpleaños. A Cristina se le iluminan los ojos y gesticula sin parar hablando de su “hija” porque una empresa, dice, es eso y da “tantas satisfacciones y dolores de cabeza” como un retoño. La iniciativa ha cosechado ya varios premios del Ayuntamiento de Dos Hermanas, en cuyo hipódromo desarrollan su actividad, y en 2011 obtuvo el Premio Arco Iris a la mejor cooperativa juvenil andaluza. Su filosofía es vivir de lo que les gusta pero no hacerse ricas. Defiende que son “previsoras” y “muy hormiguitas” y anima a emprender “sin lanzarse a lo loco” porque “lo importante es la idea, no hacen falta tantos recursos económicos”. –¿Cómo surge la idea de La Herradura? –Todas estábamos en paro y nos conocimos en un curso de formación para mujeres desempleadas sobre terapias ecuestres. Duró siete meses, hubo buena relación y empezamos a hablar de montar un centro porque todas habíamos trabajado con discapacitados y niños y fue un descubrimiento ver cómo ayudaban los caballos al desarrollo tanto motriz como psicosocial. –¿Buscasteis asesoramiento? –Claro. Ninguna tenía familiares empresarios y de montar una empresa, ni idea. Somos de Dos Hermanas y sabemos que el hipódromo se usa poco, porque las carreras de caballos son como las de coches, van por temporadas, así que lo primero que hicimos fue ir a hablar a ver si podíamos firmar un convenio para alquilar las instalaciones. Nos pidieron que les presentáramos un proyecto y con ayuda del CADE (Centro de Apoyo al Desarrollo Empresarial de la red Andalucía Emprende) en Dos Hermanas empezamos. Nos seguimos formando tanto en terapias ecuestres como en gestión empresarial. Pertenecemos a la asociación de mujeres cooperativistas y nuestro fin es crear trabajo para nosotras y si podemos, para más gente [hoy tienen cuatro trabajadores fijos y contratan eventualmente a monitores], no hacernos rica. Somos muy hormiguitas. –¿Por qué elegisteis la fórmula de la cooperativa y cómo se logró la financiación? –Somos muy previsoras y preferimos dormir tranquilas por la noche así que nos mantenemos en los márgenes legales, sin chanchullos. Tenemos un sueldo digno y empezamos, lógicamente, sin cobrar nada. Comenzamos con 3.000 euros y entonces éramos seis aunque luego se fueron dos porque cada una toma una dirección en la vida pero seguimos siendo amigas, así que pusimos apenas 500 euros cada una. Los primeros meses reivertíamos lo que hubiera sido nuestro sueldo y al principio, y esto me gusta mucho contarlo, hasta limpiábamos nosotras las cuadras. Ahora tenemos un mozo aunque seguimos haciendo de todo. Somos pedagogas, lo que nos gusta es estar con los niños, pero hay que ocuparse de la gestión. –Trabajar con caballos debe ser caro. Solo su mantenimiento genera unos gastos altos. –Los caballos no son nuestros, solo ahora acabamos de comprar nuestros primeros ponys, cuatro. Se nos ocurrió hacer cesiones. En Sevilla hay mucha gente que tiene caballo y solo lo saca en Feria y el mantenimiento es caro. Pusimos anuncios en prensa y empezaron a llamarnos. Firmamos un convenio con los propietarios y nosotros nos ocupamos de todo, del mantenimiento, el veterinario, la alimentación... no pagamos nada ni nos pagan nada. También tenemos donaciones, gente que no lo puede mantener, aunque no nos vale cualquier caballo, tiene que ser muy noble. –En estos momentos de crisis cuando todos los mensajes invitan a los jóvenes a emprender y a crearse su empleo, ¿cree que es una buena salida? –Una empresa es como tener un hijo, tiene lo bueno y lo malo. Te da satisfacciones que no te da el trabajo por cuenta ajena pero también muchos dolores de cabeza, porque es tuyo. Quien lo haga por no tener jefe o trabajar menos va equivocado. –Y ante las dificultades de financiación actuales, ¿qué consejo puede dar? –Nosotras pusimos poco. Lo importante es la idea. No hace falta tener muchos recursos económicas. Y también estar queriendo mejorar constantemente. Tampoco hay que lanzarse a lo loco, antes hay que estudiar si realmente hay un mercado. Nosotros hicimos un estudio de mercado porque el papel lo aguanta todo. –¿Qué factor diferencial ofrece La Herradura? –Hay otros centros de terapia ecuestre desde hace tiempo pero más vinculados al asociacionismo, con mucho voluntariado, y nosotras vivimos de esto. Además con nuestra diversidad de servicios creo que no, ya que nosotras hacemos campamentos, excursiones escolares, clases de equitación para todos los públicos, no solo niños y discapacitados. Ahora es verdad que algunos nos están copiando pero para mí eso es motivo de orgullo.

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