Menú
Cultura

Sorel dispara a la derecha con palabras enfurecidas

El escritor presentó ‘Último tango en Auschwitz’, una revisión del exterminio nazi con brutales implicaciones en la actualidad.

el 03 may 2013 / 09:00 h.

Lo advirtió el catedrático Rafael de Cózar en la presentación:“Andrés Sorel es un escritor incómodo y espinoso”. Y sus temas nunca son baladíes, sea el conflicto vasco, la Guerra Civil, Cuba o la tragedia de la inmigración. “Para Sorel lo verdaderamente indecente es la literatura de evasión, de puro divertimento”, añadió después. Nadie podría vivir leyendo sólo a Sorel, pero ningún lector sería completo sin asomarse, al menos, a uno de sus libros, sea para abrazarlo o despellejarlo con furia. Porque Andrés Sorel (Segovia, 1937) es eso, un autor furioso, militante (lo fue del Partido Comunista) y profundamente político. Y ni uno sólo de sus libros se aparta de una senda en la que la doctrina libertaria se cruza con un profundo y razonado pensamiento filosófico. Su nuevo disparo se llama Último tango en Auschwitz (Akal), y en él el autor no pretende “descubrir Auschwitz, sino centrarse en lo que pudo suponer aquello en quienes sobrevivieron a él”. Más aún, este Último tango es un libro poderosamente actual, y he ahí lo inquietante:“Si es de difícil lectura es porque lo que cuento tiene implicaciones en el tiempo presente”. ¿Qué queda de Auschwitz hoy? “Vivimos en una civilización donde las mentiras son constantes, en la que gobernantes del Pleistoceno han olvidado la palabra cultura, en la que sus mentiras van calando en las gentes y creando poco a poco una sociedad plana”, dice el autor. Sorel, hombre de voz rotunda y controvertido por vocación –no ha retirado aun su apoyo a la dictadura cubana–, fue más allá:“Hoy los campos de concentración se han modernizado; en ellos ya no se queman humanos, ya no están teñidos de sangre, ahora esos campos de tragedia se llaman bancos”, dijo. Ni un sólo murmullo. O el aforo era parroquia o el público estaba fascinado por la existencia –¿deberíamos decir pervivencia?– de lenguas insobornables como la de Sorel. “Estamos rodeados de personajes silenciosos como Rajoy y de ángeles de la mentira como Cospedal”, añadió luego. De Cózar, presentador, se movía en el asiento. En la Feria del Libro no hay censura, aquí se aguantan los palos con estoicismo. Algo es algo, dirán los optimistas. Luego Sorel reivindicó a Albert Camus y lo hizo como siempre en él de una manera vehemente, dramática. Casi daban ganas de arrojarse a las casetas para buscar todo cuanto escribiera el francés. El autor de Yo, García Lorca, Mañana,Cuba y Saramago, una mirada triste y lúcida, lo aireó con una frase cuyo eco aún resuena en el público, cuyas palabras fueron anotadas deprisa por muchos bolígrafos, cuya verdad parece tan auténtica que debería estar en el top five de los estudios de tatuaje:“La rebelión es el acto del hombre informado que tiene consciencia de sus derechos”. No supimos mucho más del libro de Sorel, sólo que de una forma u otra merece ser leído.

  • 1