Esa firma nazarena, en la que SOS desembarcó en 2003 y tomó a comienzos de 2009 la mayoría del capital, está pendiente de qué harán con ella los nuevos directivos del grupo propietario de los aceites Carbonell y Koipe, encabezados por el consejero delegado, Jaime Carbó, que procedía de Ebro Foods, ahora uno de los socios de referencia del que era su antiguo rival.
Se da la circunstancia de que el anterior consejero delegado de la compañía SOS, Juan Luis Muriel, tenía sobre la mesa un plan de viabilidad para Acyco, que los directivos de la planta le habían presentado, y que incluía ayudas de la Junta de Andalucía, dijeron a este periódico fuentes cercanas a la envasadora. Sin embargo, no se le prestó atención, dado que el grupo estaba centrado en la búsqueda de socios financieros e industriales para así superar su delicada situación financiera, agregaron.
Jaime Carbó se afana en estos momentos en analizar cada uno de los negocios de SOS (junto al aceite de oliva y semillas, aceituna de mesa, salsas y vinagres) para así determinar, en función de la rentabilidad, qué futuro darles. Acyco no le aporta rendimiento económico alguno, sino que -"debido a la dejación de los últimos dos años por parte de la cúpula del grupo", comentaron las fuentes- arroja pérdidas, de unos 3 millones de euros al cierre del año pasado.
Varias fuentes industriales resaltaron que la estrategia de SOS, al igual que ocurrió con Ebro, pasará por los negocios rentables y el abandono de los que no ofrezcan rentabilidad. Cabe recordar, en este sentido, que la compañía cotiza en bolsa y ha de buscar el máximo beneficio posible para los inversores. El aceite de oliva, producto con el que, a través de Carbonell, ejerce un liderazgo internacional, y el de semillas son sus objetivos. Lo demás es "residual", agregaron.
Ante esta perspectiva nada halagüeña, las fuentes cercanas a la envasadora revelaron que ésta se había planteado tres opciones: el retorno de la propiedad a los trabajadores (era una sociedad anónima laboral hasta 2009, cuando SOS amplió su presencia al 85%, frente al 33% que tenía desde que se adentrara en la firma seis años antes), la venta a otras aceituneras o esperar al plan que para ella tenga Jaime Carbó, que, de mantenerla en el grupo, la sometería a una profunda reestructuración para devolverla a la rentabilidad económica.
Las fuentes industriales indicaron que vender Acyco, que tiene una de las plantas más modernas y de mayor capacidad de todo el sector de la aceituna de mesa, es muy complicado, dado que a las empresas precisamente les sobra eso, capacidad, y, en cambio, les hace falta más mercados, de ahí que estén centradas en aumentar la comercialización en el mercado exterior.
En el actual entorno de crisis económica y de cierre del grifo de la financiación bancaria, que los empleados vuelvan a constituirse en sociedad laboral es harto difícil, aunque contarían con el respaldo del Gobierno autonómico. Las fuentes próximas a Acyco señalaron que hay un acuerdo con SOS firmado tras su desembarco que permite esa recuperación de la propiedad. Lo más probable es aguardar a la reestructuración.