Sostenibilidad es la palabra que impregna todas las actuaciones presentes y futuras de la administración. La crisis ha obligado a los gobiernos a replantearse el modelo económico y a caminar hacia el ahorro. De esta nueva mentalidad no se escapa nadie, ni siquiera las carreteras. La Consejería de Obras Públicas lleva tiempo probando cómo la aplicación de la I+D+I sirve para construir carreteras más seguras y, sobre todo, respetuosas con el medio ambiente. El resultado, además, ahorra energía y dinero. Tal y como van los ensayos, el asfalto del futuro tendrá mucho que ver con las cenizas o con restos de materiales como el silestone o los neumáticos.
Las pruebas se realizan en tramos o enlaces secundarios para evitar riesgos al tráfico, pero algunos experimentos están dando tan buen resultado que se extenderán a vías principales. Es el caso del uso de los lodos de las depuradoras para revegetar los taludes (esas pequeñas montañas que se ubican a los lados de la carretera). Los lodos tienen un enorme coste económico -cada tonelada cuesta unos 20 euros-, por lo que esta solución es buena para el medio ambiente y para el bolsillo. Esta técnica se ensayó en la A-305 entre Arjona y Porcuna (Granada) y en diciembre la Junta firmó con el Ayuntamiento de Granada y la Universidad un convenio para aplicarla en las obras de acondicionamiento de la A-6050 desde el cruce de la JV-2216 a Valdepeñas de Jaén.
Pero ahí no queda la cosa. También se está investigando la utilización de cenizas para construir nuevas carreteras. Hasta ahora la cal era la respuesta a los suelos arcillosos, pero genera mucho CO2 a la atmósfera y se optó por una alternativa más saludable. Los residuos de cenizas provienen de las plantas de biomasas y se están probando en Jaén, con la colaboración de Sacyr, en un tramo de la Autovía del Olivar. El reciclado en frío es otra de las opciones y se desarrolla dentro de un programa europeo (Fénix). Consiste en una máquina que va triturando el pavimento antiguo, lo compacta y lo vuelve a colocar dejándolo como nuevo. Avanza muy despacio, pero evita tener que retirar la capa de firme deteriorada y transportarla fuera de la carretera para hacer la mezcla. Se está ejecutando en la A-472, en Sanlúcar la Mayor (Sevilla). En Cádiz, en la travesía de Jédula en la A-382, se ensaya una técnica que calienta cada vez menos la mezcla de alquitrán y que reduce las emisiones contaminantes.
Otra de las aplicaciones que suscita un gran interés es el uso de restos de neumáticos para hacer carreteras. El caucho es barato y al aprovechar estos excedentes se extrae menos material de las canteras. Una vía de servicio de la Autovía del Olivar entre Úbeda y Baeza ha servido de escenario piloto para esta técnica. En Almería, también se investiga cómo reutilizar los residuos de silestone para, de paso, eliminar los vertederos de desechos. Y es que el medio ambiente tiene mucho que decir en las carreteras del siglo XXI.