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"Soy consciente del disgusto mayúsculo que le hemos dado al arzobispo"

Se ha dejado la piel en el intento por agradar al arzobispo de Sevilla, pero la respuesta de su cuerpo de hermanos ha sido tajante. El hermano mayor de la Esperanza de Triana aún está rumiando el aplastante resultado de un cabildo que dejará a Sevilla sin representación en el Viacrucis de Madrid

el 14 jun 2010 / 19:20 h.

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Adolfo Vela.

-¿Esperaba que los hermanos rechazaran de forma tan aplastante el viaje a Madrid?
-Por la movida de los últimos días (sobre todo la última semana fue terrible) realmente esperaba un resultado negativo, aunque no tan abultado. Veo que los que se han movido lo han hecho muy bien. Y no se puede decir nada más, el resultado es concluyente.

-¿Qué lectura hace de una votación tan tajante?
-Que los hermanos no quieren que el Cristo se vaya y que no entienden que las imágenes son un medio y no un fin en sí mismas, que el fin es Dios, es Jesucristo y es la Eucaristía. Las imágenes nos ayudan a llegar a ese fin, pero no son el fin. Entienden que no y hay que respetar la decisión.

-¿Ha sido un ‘no' tajante a la Iglesia o un ‘no' a su gestión?
-Posiblemente habrá algunos que hayan votado en contra de mi gestión, pero el ‘no' es a que el Cristo no se vaya. Eso lo tengo muy claro y es lo mayoritario. Evidentemente, hay quien también está descontento con la gestión que estoy haciendo.

-¿Por qué se empeñó en llevar adelante el proyecto pese al rechazo de su propio cabildo de oficiales?
-No fue un rechazo tan señalado como parece; la prueba de ello es que después hubo un vuelco en esa votación. El seguir adelante es porque creo, honradamente, que la opinión tenía que ser de los hermanos y no del cabildo de oficiales. Le estaríamos hurtando la opinión a hermanos que sí querían ir a Madrid. Aparte, el propio arzobispo en la carta que nos manda nos pedía que consultáramos a los hermanos.

-¿Es verdad que tras ese primer cabildo puso su cargo a disposición de Palacio?
-No. Eso es mentira. En ningún momento yo he presentado la dimisión.

-¿Tiene la sensación de que le han hecho la cama dentro de su propia junta de gobierno?
-No, no, ni mucho menos.

-¿Qué le ha dicho el arzobispo Asenjo sobre el asunto?
-Pues la verdad es que todavía no hemos hablado en profundidad. Estoy esperando tener una entrevista.

-Después de meses de estrecha afinidad, ¿se verán afectadas las relaciones de la hermandad con Palacio?
-En mi fuero interno pienso que no, que no tiene por qué pasar nada. Evidentemente soy consciente del disgusto rotundo y mayúsculo que le hemos dado al arzobispo y a mucha gente que confiaba en que la Semana Santa de Sevilla estuviera representada en Madrid.

-¿Usted lo calificaría como un desaire de la hermandad a una petición expresa del Pastor?
-Bueno, cada uno lo puede entender como quiera. Los hermanos han ejercido su opción de votar y no le daría más vueltas. Meternos en esas honduras es elucubrar y no me gusta.

-¿Cree que ha faltado altura de miras para vislumbrar la importancia de un acontecimiento que probablemente no se repetirá jamás en la historia?
-No lo sé, es difícil contestar a eso. Evidentemente, ha faltado generosidad. Eso sí. Pero tampoco quiero criticar a los hermanos que ejercieron su derecho al voto libremente. Al contrario, siguen siendo mis hermanos y seguiré trabajando para ellos los dos años que me quedan de mandato.

-Hay quien sostiene que, tras este varapalo, a usted no le queda otra salida que dimitir.
-No lo entiendo así. Si lo hiciera sería la pataleta del niño que se ha visto contrariado. Yo tengo que pensar en la hermandad y ahora mismo el que yo me vaya supondría crear una situación muy complicada para la misma.

-¿Se ha sentido arropado tras el cabildo?
-Sí, por muchas personas. Mucha gente me ha llamado y se ha acercado a darme un abrazo y me ha hecho llegar mensajes de aliento y apoyo.

-¿Qué ha fallado para que lo que se presentaba una "oportunidad histórica" para la hermandad de la Esperanza de Triana se haya malogrado? ¿Se ha fallado en algo?
-Posiblemente. Me achacan que ha faltado información, pero creo que no se puede estar telegrafiando las gestiones que hace una junta de gobierno. Hemos sido todo lo transparentes que hemos podido.

-¿Cómo se imaginaba aquel 19 de agosto de 2011 en Madrid?
-Hombre, hubiera sido apoteósico, estoy convencido. La gente se hubiera quedado maravillada. Madrid no quería un paso de Sevilla sin música.

-¿Le dolió que muchos de los ex hermanos mayores vivos de la hermandad se pronunciaran en contra del traslado del Cristo en el famoso cabildo?
-Me ha sorprendido, más en unos casos que en otros.

-¿Tendrá consecuencias esta negativa en las relaciones con Palacio?
-Yo espero que ninguna. Me gustaría que si alguien tiene que pagar el pato, que fuera yo. No quiero que la hermandad sufra lo más mínimo. Prefiero ser yo la persona que soporte la factura, que creo que no la va a haber.

-¿Qué imagen cree que se habrán hecho en Madrid de las cofradías sevillanas después de dos tentativas frustradas?
-Me imagino que no muy buena, pero no lo sé.

-Hay quien lo califica de provincianismo.
-Tampoco. Yo más bien lo veo como un chouvinismo de creernos el ombligo del mundo. Pero tampoco lo sé. No quiero pronunciarme, de verdad.

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