Por José Serrano Rodríguez. Desde principios de los años ochenta la vida y obra del director galo Alain Resnais ha permanecido unida a la de la reputada actriz Sabine Azéma. Su primera colaboración se realiza en el año 1983 con La vie est un roman y se ha prolongado desde entonces hasta en nueve ocasiones siendo la última y más reciente Aimer, boire et chanter. Esta película y a la postre la póstuma del realizador y de la colaboración entre ambos es el resultado de la adaptación que realiza Resnais de la obra Life of Riley del dramaturgo británico Alan Ayckbourn tras los buenos resultados obtenidos con la anteriores; Smoking/No smoking (2003) y Asuntos privados en lugares públicos (2004). Esta vez son tres parejas, viejos amigos y amigas que viven en la campiña inglesa, con afición al teatro amateur, que se enteran por casualidad que a un carismático y divertido amigo común, Georges, le queda poco tiempo de vida por culpa de una enfermedad terminal. El montaje de un nuevo espectáculo donde también participa el propio George permitirá, con la muerte de telón de fondo, que los líos amorosos del pasado saquen a luz celos, temores, miedos y dudas en cada uno de sus miembros. Y para representar esta farsa el maestro Resnais vuelve a experimentar de nuevo en un arriesgado ejercicio visual que une ilustraciones a pluma y tinta de gran detalle con un escenario artificial con telones pintados y arbustos artificiales. Como resultado obtiene un sugerente y estimulante experimento autoreflexivo que va a fundir teatro y cine y en el vamos a encontrar que actores y actrices, personajes principales de la película serán al mismo tiempo quienes se encarguen de realizar los ensayos de la nueva obra de teatro.
