Susana, "la rebelde"

El equipo de campaña de la líder del PSOE de Sevilla pelea por difuminar la imagen de mujer de aparato y profesional de la política en un acto “pagado por militantes” y que costó 2.900 euros.

el 04 jul 2013 / 23:27 h.

La actual líder del PSOE de Sevilla, Susana Díaz, abraza a una simpatizante. / Carlos Díaz (EFE) La actual líder del PSOE de Sevilla, Susana Díaz, abraza a una simpatizante. / Carlos Díaz (EFE) A una hora de un acto que se había preparado al detalle, en el salón Matías Prats de un hotel de Antequera (Málaga), solo había cuatro operarios y 700 sillas vacías. Hora y media más tarde, fuentes de la organización hablaban de “993” asistentes. Diez minutos después, ya iban “por más mil” y movían los paneles móviles de una de las paredes del salón para dejar claro que el acto se les había “desbordado”. Todo el afán era demostrar la cantidad de apoyos que cosecha Susana Díaz, la aspirante que, según sus adversarios, juega con ventaja porque ha contado con más tiempo –hablan de dos meses– para preparar su campaña y porque es la consejera de la Presidencia, la mujer más poderosa del Gobierno andaluz y la que más medios maneja. Había pegatinas #YoConSusana y un atril rotulado con su nombre. Cerca de las seis de la tarde Díaz aterrizó en el hotel. Iba vestida de bandera de Andalucía, “o del Betis”, dijo ella a una compañera que le dijo “guapa”. Se hartó de dar besos y abrazos. Atendió a quienes protestaban a la entrada. Y después se sentó en la cafetería con los cinco secretarios provinciales del PSOE andaluz que habían acudido al acto (ella es secretaria general del PSOE de Sevilla). Faltaron el de Huelva y el de Jaén, aunque según su equipo ambos trasladaron que su ausencia se debía a motivos de agenda y que le daban su apoyo. Jaén es una provincia clave y de su decisión final dependerá que los críticos tengan posibilidades. Una mujer de su equipo dejó claro que en la primera fila se sentaba la número dos de la ejecutiva jiennense. Oficialmente esta provincia promete “neutralidad”. Del Gobierno andaluz estaban los consejeros de Economía, Antonio Ávila; Cultura, Luciano Alonso; Educación, Mar Moreno; y Justicia, Emilio de Llera. También la acompañó el viceconsejero de la Presidencia, Antonio Lozano, imputado por la jueza Mercedes Alaya en el caso de los ERE en su auto del pasado martes. No faltó el portavoz del Gobierno, Miguel Ángel Vázquez. Estaba también Rosa Aguilar, que quizás esté cada día más cerca de hacerse militante. Históricos del PSOE sevillano como José Caballos, con quien Díaz se ha batido duramente en otras batallas internas, y sus amigos de siempre, entre quienes se encuentra la diputada Verónica Pérez. El acto contó con tres teloneros. Tres “militantes de base” de tres generaciones políticas, uno de retirada (Telesforo Flores), otra joven Erasmus de Juventudes (Elena Fernández) y un cargo de Torremolinos (José Manuel Domínguez). Todo perfectamente estudiado cuando en Twitter ya volaban los comentarios sobre los “pelotas” que habían ido a apoyar a la consejera, sobre lo fácil que tiene Díaz lograr los avales cuando cuenta con la “posibilidad de firmar nombramientos y ceses” en el Gobierno. Su equipo trató de dar todo el tiempo la sensación de que quienes estaban allí eran militantes de base, gente que había ido “de corazón”. Aseguraron que el acto, de 2.900 euros, había sido pagado “por aportaciones voluntarias de los militantes”. Es la idea. Alejar cualquier estereotipo de una campaña orquestada para que gane Díaz. Ella también vendió ese lado de su imagen. Defendió sus orígenes y proclamó “su rebeldía”, por haber elegido Antequera, por ser socialista, mujer y de izquierdas. Todo lejos de los coches oficiales, que se cuidaron en no enseñar.

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