Cuando cayó desvanecido el jugador de la UD Salamanca Miguel García y vimos los rostros desencajados y las lágrimas en los ojos de los jugadores salmantinos nos temimos lo peor. Las imágenes tristes de la muerte de Antonio Puerta y Dani Jarque volvieron a nuestra mente. Afortunadamente, el susto ha pasado y serán los exhaustivos exámenes médicos los que dictaminarán el futuro del jugador charro.
Alegrémonos. El domingo no pudo ser mejor para los nuestros. Empezó con la victoria contundente del Betis en Salamanca (0-3), la recuperación del liderato y la vuelta de Emana con dos goles y su propuesta de querer demostrar que está dentro de los parámetros que exige el entrenador Pepe Mel a sus jugadores en busca del único objetivo del club, que es el ascenso a Primera división que lleva parejo una solución económica para jugadores y sociedad.
Gran partido en Nervión. La tarde trajo consigo un interesantísimo Sevilla-Athletic que tuvo todos los ingredientes que el fútbol necesita para convertirlo en un bello espectáculo. Hasta errores arbitrales, en este caso muy favorecedores para el Sevilla, hubo en el encuentro para dar más salsa a la discusión y el debate futbolístico. Al mejor juego de los de Caparrós en la primera media hora le puso el Sevilla su capacidad demoledora en ataque por su calidad.
Apareció de nuevo Luis Fabiano, sensacional el tercer gol con el añadido del pase de Romaric, Kanouté estuvo metidísimo en el partido y el apretado marcador final (4-3) dieron ese interés que suscitó un encuentro en el que, repito, estuvieron presentes todos esos ingredientes que tiene el fútbol tanto dentro como fuera del campo.n Los hijos pródigos.
Ayer el Sevilla FC se encontró como en la parábola del hijo pródigo, aquella en la que un padre encuentra a un hijo que parecía perdido; en lugar de uno, los sevillistas y el equipo se encontraron a dos. Luis Fabiano y Romaric. Con el brasileño todo era cuestión de titularidad, esperar la llegada del gol y la confianza del técnico.
Al segundo, extraordinario su partido, encontrarle junto a su mejor posición su estado físico, anímico y de compromiso con el equipo. Espero que el centrocampista africano conozca aquel refrán español que reza: “Nunca es tarde si la dicha es buena”.